El Gobierno de Pedro Sánchez quedó sentenciado este jueves, tras tumbar el Congreso el proyecto de Presupuestos. La única duda que queda por despejar ahora es cuándo convocará el presidente las elecciones generales. Desde Moncloa confirman que habrá anuncio el viernes, tras el Consejo de Ministros, pero no aclaran las intenciones del jefe del Ejecutivo.

Sobre la mesa, tal y como han reconocido altos cargos del propio Gobierno y del PSOE, hay tres escenarios posibles: a) convocar elecciones el 28 de abril, como se lleva especulando desde principios de semana; b) aprovechar las Europeas, municipales y autonómicas del 26-M para organizar un súper-domingo electoral; o c) esperar a otoño para disolver las cortes.

Analistas e informadores están insistiendo en que, en las últimas horas “gana fuerza” la posibilidad de celebrar las generales el 28 de abril, adelantando la cita un mes antes del 26-M. No obstante, esa perspectiva es la que menos convence a la cúpula de la ejecutiva federal del PSOE en Ferraz.

“Sería un suicidio”

Así lo reconoce al Confidencial Digital un destacado integrante de la dirección del PSOE, que ocupa uno de los cargos más relevantes en la sede nacional. Según esta fuente, existen “muchísimas dudas” sobre la viabilidad de celebrar generales el 28 de abril por todas las implicaciones políticas que podría tener.

Ferraz maneja encuestas poco halagüeñas para el PSOE, lo que, ya de por sí, desaconsejaría anunciar elecciones para dentro de dos meses. No obstante, el mayor riesgo para el partido, más allá de perder el Gobierno, sería la ‘onda expansiva’ de ese resultado. Provocaría una auténtica debacle electoral en las elecciones del 26-M.

Las fuentes de la Ejecutiva consultadas por este diario señalan al respecto que “si convocamos elecciones el 28 de abril y perdemos, a ver con qué ánimo irá la gente a votarnos un mes después. Sería un auténtico suicidio”.

“Aviso” a los barones y los independentistas

Pese a estas advertencias, desde el gabinete de Pedro Sánchez se resisten a descartar una fecha que se filtró desde Moncloa, al igual que la del 14 de abril, y que tenía como objetivo “avisar” a los independentistas de lo que podría ocurrir si no aprobaban los Presupuestos.

El adelanto de las elecciones a abril, reconocen las fuentes consultadas, serviría para “contentar” a ciertos barones del PSOE, que no quieren, ni por asomo, que coincidan las generales con las municipales y autonómicas.

No obstante, Ferraz desliza una advertencia dirigida a estos líderes regionales: “Forzar que las generales sean antes del 26 de mayo puede provocar que ellos mismos afronten sus propios comicios con una derrota muy reciente del PSOE en las urnas”.

También se duda del 26-M

La ventaja del súper-domingo electoral, insisten los cargos del PSOE que defienden esta opción, es que se puede organizar una campaña nacional, con una movilización masiva en la que se implique hasta el último pueblo de España. En ese caso, se insistiría en que los socialistas “somos los únicos capaces de frenar a los independentistas y a la extrema derecha”. Un mensaje que, al menos sobre el papel, podría calar en todo el país.

Además, añaden estas fuentes, se negociaría en paralelo la formación del Gobierno de España y de los ejecutivos autonómicos, lo que podría suponer otra ventaja para el PSOE.

Esa tesis, sin embargo, la rebaten varios miembros del Gobierno, incluido el gran impulsor de la idea del súper-domingo electoral: José Luis Ábalos. Las fuentes consultadas, muy próximas al ministro de Fomento, afirman que, de cara a los próximos desafíos electorales, “el drama es que vamos a depender de Albert Rivera y él ahora no quiere nada con nosotros”.

Efectivamente, el líder de Ciudadanos ha advertido que jamás llegará a acuerdos con “el PSOE de Pedro Sánchez.” Este posicionamiento de Rivera supone un riesgo añadido para el todavía presidente del Gobierno. Algunos barones ya están planteando a C´s la opción de llegar a pactos regionales y a nivel nacional… sin el actual jefe del Ejecutivo.

El modelo de Felipe González

Con estos importantes argumentos, que desaconsejarían el adelanto de las generales a abril y a mayo, toma fuerza otro sector del Gobierno que apuesta por disolver las Cortes y convocar elecciones después de verano.

Cabe recordar, en este sentido, que el principio constitucional de “anualidad” de Presupuestos, y el hecho de que las actuales cuentas hayan sido aprobadas a finales de mayo de 2018, obligaría a Pedro Sánchez a convocar elecciones una vez que los Presupuestos actuales hubiesen sobrepasado la barrera del año sin renovarse.

Ese argumento, precisamente, podría ser usado por el presidente para esperar unos meses a convocar los comicios, pese a que su ley presupuestaria haya sido rechazada por el Congreso.

Altos cargos de Moncloa advierten, además, que no sería la primera vez que un presidente del Gobierno se toma un tiempo para disolver las Cortes tras no lograr la aprobación de sus cuentas.

Fue, concretamente, Felipe González el que, tras ver cómo CiU retiraba el apoyo a su Gobierno y votaba en contra de sus Presupuestos en octubre de 1995, se “tomó cuatro meses”, hasta enero de 1996, para convocar nuevas elecciones, que se celebraron el 3 de marzo de ese año.

Desde el Gobierno también recuerdan que José Luis Rodríguez Zapatero anunció, en julio de 2011, que adelantaba las generales al 20 de noviembre de ese año. Una maniobra que podría repetir ahora Pedro Sánchez si opta por posponer las elecciones a otoño:

— “Puede salir el viernes a anunciar una fecha, cuyo decreto de convocatoria firmaría meses después”.

Tiempo para cumplir con una agenda social

De confirmarse este calendario, al que muchos en Moncloa le dan más “consistencia” que a un adelanto electoral en abril, Pedro Sánchez cumpliría con lo que anunció a Pablo Iglesias en una conversación privada que ambos mantuvieron a finales de noviembre, cuando el líder de Podemos le exigía “elecciones ya”.

El presidente del Gobierno confirmó a Iglesias que los comicios, efectivamente, se celebrarían, pero pasados unos meses y siempre después de que su Ejecutivo hubiese cumplido una serie de objetivos fundamentales, como la exhumación de Franco, el blindaje de las pensiones para mayores de 50 años y la ampliación a ocho semanas de los permisos por paternidad.

Si las generales se celebran en otoño, el Gobierno tendría tiempo suficiente de aquí al verano para cumplir con esa agenda social y de izquierdas. Después, durante la campaña electoral, se podría vender como un encomiable logro de los socialistas.
 
 

FUENTE: ELCONFIDENCIALDIGITAL