CRISTINA PARDO

 

El 21 de julio de 2009 faltaban 24 horas para que Bárcenas compareciera como imputado por corrupción en el Tribunal Supremo. La instrucción del sumario había alcanzado a varios dirigentes del PP de Madrid y las noticias sobre las actividades de la formación en la Comunidad Valenciana se sucedían un día sí y otro también. El marido de María Dolores de Cospedal no dejaba de trabajar. Hablaba asiduamente con el excomisario Villarejo, según los audios publicados por moncloa.com, sobre el estado de la investigación o sobre la necesidad de que Bárcenas se calmara o de que Cotino destruyera pruebas. Todas las conversaciones, es lo que se deduce de las mismas, con el conocimiento de Cospedal.

Ese día, el 21 de julio, el esposo de la exsecretaria general, Ignacio López del Hierro, recogió a Villarejo en un coche con los cristales tintados, lo metió en Génova por el garaje y los tres mantuvieron una reunión para hablar de las investigaciones judiciales, no sin antes asegurarse de que en el edificio ya no quedaba ni un alma. La primera pregunta que me hago es: ¿en calidad de qué se metía de esa manera López del Hierro en la vida interna del PP? Este empresario, que acostumbraba a acompañar a su mujer a los mítines, siempre ha estado en boca de todos y nunca por nada bueno. En Génova hay quien lo define como “personaje siniestro”. Unas siglas coincidentes con su apellido aparecían en los papeles de Bárcenas como donante de dinero. Y las malas lenguas nos contaban que Cospedal sospechaba del CNI de Sáenz de Santamaría por presuntos seguimientos a su esposo.

En todo caso, insisto: ¿en calidad de qué hacía este hombre trabajos tan delicados para la cúpula del PP? ¿Les parecía a Cospedal y a López del Hierro una situación admisible la de servirse de las denominadas cloacas del Estado para conocer delitos y adelantarse a las decisiones judiciales? En las conversaciones filtradas hasta ahora, aparece el saludo y la despedida del encuentro clandestino en Génova. Parece evidente que habrá una entrega con lo demás. ¿Puede Cospedal seguir ocupando su escaño? Mi opinión es que no. Tuvo información privilegiada sobre un caso que le afectaba, su marido se paseaba por Génova como Pedro por su casa y, al mismo tiempo, tanto ella como sus subalternos nos respondían a todo con un “no me consta”. No sabían nada, no. Hace falta ser cínico.

La ministra Delgado no salía mucho mejor parada. Esa es la verdad. Ella ha elegido seguir, ignorando que no podrá librarse ya del estigma. Yo creo que Cospedal debería ser consciente de su situación y haría bien en marcharse. No ayuda a que la gente vuelva a confiar en el PP de Pablo Casado. Da todo muy pocas ganas de confiar en nada, la verdad.