El 26 de mayo será una fecha que les costará olvidar a algunos políticos, posibles ganadores en las encuestas, apuestas personales de líderes o nombres que tenían fundadas ilusiones de, o bien iniciar un futuro político esperanzador, o revalidar puestos. Y tras una jornada taquicárdica hasta el final, la resaca electoral está siendo especialmente dura en Mazarrón, donde la imposibilidad de un gobierno de centro-derecha o de izquierdas en el ayuntamiento deja una larga lista de damnificados.

Victoria amarga para Alicia Jiménez, actual alcaldesa de Mazarrón, casi empatada a votos con Miras del PSOE, pero con escasas posibilidades de continuar gobernando siendo la lista más votada.

Yolanda Vivancos, ex-concejal del PP, ha sido una apuesta personal de Francisco García Asensio para sustituirle al frente de CCD. No logró ningún concejal y perdió el actual. La legítima obstinación de García solo ha servido para arrebatarle a Cs el tercer edil y un probable cuarto, dejando al centro político sin posibilidad de gobernar.

Domingo Valera, el polémico e incombustible ex alcalde del Partido Popular y líder del PIxM, tampoco alcanzó representación, lo que deja muy hundido a su partido y con pocas posibilidades de supervivencia.                                                                      

Por su parte, el concejal David Fernández de IU y socio en “todas todas” de Campillo, al que le han hecho vulgarmente la ”petaca”, queda señalado como uno de los responsables de la debacle de la izquierda. Ahora, finiquitada su andadura política al no ser elegido en las urnas, será elevado a algún cargo insigne en el palomar de la tercera planta.

En verdad se lo merece, por la gran labor de desgaste efectuada al PP durante la legislatura que acaba, siempre al servicio del futurible equipo de gobierno, eso sí, aparentando sacudir la alfombra sin apenas levantarla.                                                                                           
De los podemitas, casi ni comentar, una fallida intentona a la desesperada, absurdamente auspiciada también por el “asesor cibernético” sociolisto por si sonaba la flauta, que apenas han sobrepasado los doscientos votos con Cristina Navarro al frente.

 Y por último el Partido Independiente de Camposol, con Antonio Sierra de número uno, que en su segunda aparición tampoco obtuvo premio, ni de consolación, a pesar del despliegue en autobús, vinos y cañas, sufragados por el exaltado cónclave del 2X2, o “Pacto de la alcachofa”.

 Marisol Vivancos se presentó con Ciudadanos y reconoció que los dos concejales logrados son «un fracaso inesperado», a pesar de crecer como partido con tan solo un mes para su recomposición, lo que ha sido un hándicap tanto o más incómodo que el amoldar una candidatura ya elaborada  y sin apenas posibilidad de modificarse para adaptarla a la nueva formación de centro.                                                                                        

Lo dijo cuando, bien avanzada la noche del domingo, los números no cuadraban en el equipo naranja. «He querido, quiero y siempre querré a este pueblo tan maravilloso por regalarme este inmenso afecto»,  tras agradecer a su candidatura y afines el incondicional apoyo recibido.

 Pero el epicentro del  nuevo terremoto mazarronero que se avecina tiene otras caras. Las de Gaspar Miras y Ginés Campillo, dispuestos a rememorar el “Pacto de Bahía”, donde de nuevo se vislumbra un acuerdo, esta vez a dos bandas y sin nadie más para el reparto. El enfrentamiento de las dos formaciones en 2.011 avivó la división de la izquierda y del Partido Socialista.

Su cruenta pelea fue decisiva para que la izquierda no pudiese sumar en el ayuntamiento en la legislatura que se nos va, donde se empezó a vislumbrar un acuerdo que a día de hoy parece inevitable, aunque hay que ver como se plasma, entre PSOE y UIDM. La lucha fratricida entre Jiménez y Campillo con el “factotúm popular”de abogado del diablo, también pasa factura en la derecha mazarronera, como le ocurrió en el 2015 sin lograr la mayoría.

Alicia tiene muchos frentes abiertos, algunos, los más crueles, precisamente provocados por un entorno privilegiado y corrupto que es ahora quien le cuestiona, bajando al fango de las cloacas más pestilentes del  juego sucio político rayando lo personal.

Ambos tiburones conservadores tendrán también que lidiar con las críticas de sus votantes y militantes, que no entienden la disputa ni la sangrante situación provocada en tertulias y redes pidiendo a gritos un “TAMAYAZO”, que a nadie sorprendería lo más mínimo conociendo bien el percal, eso sí, “un TAMAYAZO a la mazarronera” . La todavía Regidora ya lo señaló, sin nombrarlo, con su dedo acusador y como culpable de la pérdida del trono municipal.

 Su continuidad al frente de la alcaldía de Mazarrón es posible aritméticamente, siempre que el candidato socialista, Gaspar Miras, no consiga los apoyos necesarios, o el rumor del posible “Tamayazo” cobre fuerza y acabe por producirse. Con siete concejales, uno más que Miras no ha podido con el impulso de los independientes ni la recuperación del PSOE, aún siendo la candidata más votada. Aceptó su derrota y está a la espera de que sus verdugos políticos muevan ficha. Eso sí, lo dijo sin citarlo expresamente.                    

RUBÉN GONZÁLEZ