ÁNGEL MONTIEL

 

Renovación, por no decir refundación, distinta etapa, modelo rediseñado, estilo actualizado. La generación Casado. El PP puesto al día. Se supone que el relanzamiento de un partido debe producirse con la aportación de una imagen transformada y de un planteamiento de superación de los errores que lo han arrumbado. Pero, ¿quién estaba allí para avalar la buena nueva, algunos en primera línea, sobre el escenario y con voz autorizada?

El señor Rajoy, para empezar. El de los sobresueldos en cajas de puros, el de «Luis, sé fuerte». Y como colofón, el señor Aznar, el que invitó a la boda de su hija a la plana mayor de la Gürtel, cuyos integrantes se perdieron el evento por razón de causa mayor: descansan en la cárcel.

El Gran Inspirador de la ‘nueva política’ del PP acudió a la convención en compañía de su señora esposa, Ana Botella, quien en su etapa de alcaldesa de Madrid regaló unos cuantos bloques de viviendas sociales de propiedad municipal a un fondo buitre que ha empezado a desahuciar a ciudadanos en situación de precariedad social y laboral. Por allí andaba también Esperanza Aguirre, experta en selección de personal como se constata por los fichajes de Francisco Granados e Ignacio González para llevar los asuntos del PP madrileño y las empresas públicas ligadas a esa Comunidad desde las que se financiaban las campañas electorales, los patrimonios personales y las juergas particulares.

Y no faltó María Dolores de Cospedal, la que despidió al amigo Bárcenas ‘en diferido’ antes o a la vez de constituirse en anfitriona del comisario Villarejo en la sede de Génova para hacerle, en compañía de su santo esposo, encarguitos de espionaje a sus propios compañeros de partido y para informarse, entre otras cosas, de que la Policía del Estado investigaba la trama Umbra en Murcia, advertencia preventiva con la que legítimamente cabría explicar el escaqueo legal de un conglomerado político-funcionarial que la actual portavoz del PP definió en su momento como «cueva de ladrones».

Un partido político que pretende proyectar un renovado arranque con equipos de nueva generación y trazar una línea que lo distancie de un fatal pasado tenebroso no debiera rebautizarse con unos padrinos tan inconvenientes, si bien ilustrativos.

Hace unos años la Policía grabó una fiesta de determinados ciudadanos rusos en el hotel Montívoli, en Villajoyosa, provincia de Alicante, imágenes que nos sirvieron en televisión en los programas de sucesos. Sin embargo, las de ciertos invitados a la convención nacional del PP del pasado fin de semana aparecen en los programas de información política sin que los espectadores seamos capaces de entender esa distinta ubicación.