A Sito Miñanco le bastaron dos años en Algeciras y Marbella para tener ojos y oídos en cada esquina de una tierra ajena a la suya. «Se sentía seguro», relata un agente que siguió de cerca sus pasos en la Costa del Sol. «Tan seguro que lo vigilábamos desde hacía meses y no se enteraba. Pero sí se permitió el lujo de avisar a un amigo, que estaba en la cárcel, de que el GRECO de la Policía Nacional seguía investigándolo». Miñanco confesó el soplo a un segundo conocido desde su teléfono móvil sin saber que al otro lado de la línea tomaban nota los mismos agentes del GRECO. «A Sito, en parte, no le faltaba razón. Es cierto que nosotros investigábamos a su amigo en ese momento, pero más cierto es que empezamos a seguirlo de cerca por su presunta participación en negocios ilícitos con Miñanco». En el GRECO están convencidos, aunque no pueden probarlo, que el arousano recibió el chivatazo de algún agente municipal con hambre de dinero.

Miñanco ingresó en el Centro de Inserción Social (CIS) Manuel Montesinos Molina, de Algeciras, en el 2015. A solo 500 metros exactos está la cárcel de Botafuegos. Mostró arrepentimiento ante el juez que acabó aprobando el nuevo régimen solicitado de semilibertad. Era el epílogo de una condena de 10 años y 6 meses de cárcel. El otro argumento que facilitó el nuevo estatus penitenciario fue conseguir un empleo de responsable de seguridad en un aparcamiento de la ciudad gaditana. Concretamente en la esquina de las calles Santa María y Cánovas del Castillo, a pocos metros de la céntrica plaza de la Palma. La Boutique del Pescado está a la izquierda del acceso principal. Los empleados consultados aseguran no haber visto nunca al arousano. Lo mismo ocurre en la sucursal del BBVA que hay frente al párking. Silencio generalizado.

El otro punto de referencia para Miñanco en Algeciras se ubicaba en la Colonia de San Miguel, una urbanización en la que el alquiler más barato no baja de 1.000 euros al mes. La de Miñanco tiene paredes blancas, dos alturas, cinco habitaciones, tres baños, 285 metros cuadrados, ventanas con barrotes, sistema de vigilancia, una gran caseta para perros, macetas, plantas, un césped que parece un tapete y una cinta de correr mecánica en la terraza orientada a la piscina. Es el número 4 de la calle Los Abetos, en los chalés más próximos apenas se percibe movimiento a media mañana. Solo una señora paseando a su dálmata parece saber algo sobre este gallego de 62 años: «Lo vi varias veces, siempre saludaba, igual que las personas que solían entrar y salir. Eran buenos vecinos y tranquilos. De las detenciones no sabría decirle nada».

 «Tremendamente ordinaria»

El testimonio de la vecina coincide con en el de otro agente que siguió al cambadés durante meses para conocer al detalle su día a día. «Llevaba una vida tremendamente ordinaria, parece que dedicada a su otro trabajo, por el que fue detenido. No es un hombre de fiestas, mujeres o grandes restaurantes, al menos mientras estuvo por aquí. Otra cosa es que cumpliera con todas las obligaciones que implicaba su régimen de semilibertad, pero ahí no entro. Lo cierto es que él usaba la casa a su antojo durante las horas que no estaba en el CIS, y allí solo dormía de lunes a viernes. También recibía bastantes visitas, y compartía el chalé con su pareja. Así eran sus dos vidas paralelas en Algeciras».

En el número 4 de la calle Los Abetos no figuraba, al menos hasta la semana pasada, ningún cartel para alquilar o vende el inmueble. Esta semana sí se oferta en Internet una casa igual, en la misma urbanización, tasada en 1.300 euros al mes. Lo gestiona una inmobiliaria de Algeciras. La propietaria, que no autoriza a publicar ni el nombre de la agencia ni el suyo propio, aclara: «No puedo confirmar ni desmentir nada, son datos privados que no podemos facilitar». Otro punto de referencia para Miñanco en Algeciras era el negocio de alquiler y venta de vehículos Vicmar, en la Urbanización Torre Almirante Local, local 1. «Antes de este negocio estaba otro que se llamaba Autosport», expone una vecina del barrio, que añade: «Lleva meses vacío, desde que entró la policía».

Los mismos agentes que acabaron registrando la sede de Vicmar plasmaron en sus diligencias la siguiente tesis policial: «Esta empresa es utilizada para la elaboración de contratos y facturas Adhoc (diseñadas para blanquear dinero), como se puede extraer de las palabras de Claudia Viviana (pareja sentimental de Miñanco al menos en aquel momento) en la que explica cómo manipula la facturación de la empresa con ‘nombres falsos y nombres de contratos falsos que me inventaba para hacer contratos ficticios y facturas ficticias que las pueda borrar, ¿sabes? En mi ordenador, que es el otro portátil’. Las diligencias añaden: «La actividad realizada por Claudia sirve para justificar documentalmente la entrada de dinero de dudosa procedencia, aunque es sabido y comentado por los miembros de la organización que dicho concesionario no arroja más que pérdidas. Para ello, en el último período de investigación JRPB (José Ramón Prado Bugallo, Sito Miñanco) ha encomendado a Antonio José Palma Hidalgo (otro encausado en el mismo procedimiento contra Miñanco) que ayude a Claudia Viviana con el control del concesionario».

Milla de oro de la automoción

Marbella (a 115 kilómetros de Algeciras y conectada por la AP-7) era la otra parada habitual de Miñanco en el sur de Andalucía. «Le decía a su tutora del CIS que sí cumplía los horarios de su trabajo en el párking, pero al seguirlo se constataba que viajaba con frecuencia a Marbella, principalmente. Incluso a Madrid y Barcelona. Allí mantenía citas con el dueño del concesionario investigado». Se trata del negocio de reparación, venta y alquiler Mercedes Costa Sol, en la calle Juan de la Cierva, en plena milla de oro de la automoción marbellí, a contados metros de la playa. «Mantenía reuniones en el concesionario, pero también en la cafetería de El Corte Inglés y en la cafetería Capricho con el holandés que cayó por el alijo de coca que cogieron en Holanda. Hubo más, y asistieron otros estrechos colaboradores de Miñanco que también acabaron detenidos», expone en GRECO de la Costa del Sol.

Esta misma unidad policial, precisamente, fue la que concluyó en sus diligencias que la relación entre Miñanco, la empresa de automoción marbellí y su propietario tenía fines ilícitos: «Este concesionario es utilizado por la organización como punto de encuentro y como parte de su infraestructura para proveerse de vehículos. Como en el concesionario Vicmar, utilizan la parte lícita del negocio para reintroducir parte de los beneficios obtenido del tráfico de sustancias estupefacientes mediante la manipulación de la facturación. Muchos de los vehículos que aparecen en las fotos en venta en la página de Facebook en el concesionario Vicmar, figuran en la Dirección General de Tráfico como propiedad de Mercedes Costa Sol, quedando clara la relación entre ambos concesionarios».

 

 

 
 
 
FUENTE: LAVOZDEGALICIA