Los candidatos, consternados, suspenden sus actos de campaña por el repentino fallecimiento de la exministra de Defensa, que es hallada en su domicilio en Madrid sin vida. Padecía una cardiopatía
La repentina muerte de la socialista Carme Chacón ha destrozado al PSOE en plena campaña de primarias. Nadie daba crédito al fallecimiento de la exministra de Defensa, que fue hallada en su domicilio el domingo siete horas después de que su corazón se parara a los 46 años. Todos los candidatos suspendieron sus actos de campaña en señal de respeto por la marcha de alguien que estuvo muy cerca de convertirse en la secretaria general del PSOE en 2012. La capilla ardiente para despedir a la dirigente catalana se instala en la sede federal del PSOE, en la calle de Ferraz, a partir de las 13:30 horas.
Chacón, madre de un hijo de ocho años, Miquel, padecía una cardiopatía congénita, el corazón al revés y 35 pulsaciones por minuto. Fue diagnosticada a los 10 años de edad y se enfrentó a esa enfermedad con valentía, superando todas las barreras que supuestamente le iban a impedir hacer una vida normal. Nunca fue una niña enferma pese a lo que dijeron los doctores. No solo jugó al baloncesto hasta los 23 años, sino que en contra de todos los pronósticos médicos se empeñó y fue madre, una pasión que combinó con la política. El padre de su hijo, de quien se separó tras nueve años de matrimonio, es Miguel Barroso, secretario de Comunicación con José Luis Rodríguez Zapatero. La socialista desarrolló una brillante carrera en lo público que en los últimos tiempos había dejado aparcada para dedicarse a ejercer la abogacía y dar clases en Miami.
El cuerpo sin vida de Chacón fue hallado en su domicilio por una amiga después de que su familia avisara y se mostrara preocupada. La noticia destrozó al PSOE. Su muerte dejó sin palabras a todos los dirigentes de un partido consternado. El llanto, la rabia, la impotencia o la parálisis: cada uno de sus compañeros digirió su muerte como pudo pero a nadie dejó indiferente.
Sus amigos, muchos en las filas socialistas donde militó desde los 16 años, estaban rotos por el dolor. Casi nadie podía poner palabras a lo que significaba la muerte de Chacón en un momento de fragilidad en el PSOE, con unas primarias en pocas semanas y en mitad de meses de dura batalla interna que ella vivió con preocupación desde la barrera.
La socialista catalana renunció a encabezar las listas electorales por Barcelona en las generales de 2016. Ya antes, en pleno desafío secesionista, entre 2013 y 2014, decidió tomarse otro respiro y apartarse de la primera línea. En los últimos tiempos no ocultaba sus frías relaciones con Pedro Sánchez y las tensiones con una parte del PSC, lo que la llevó a salir del Congreso y retomar su actividad profesional privada. Se iba, dijo, “por razones políticas”.
Nunca llegó a explicar con claridad por qué, pero se sabía que estaba incómoda con un sector del partido. Con todo, jamás se desvinculó de la vida interna de un PSOE al que se dedicó en cuerpo y alma durante 30 años. En los últimos tiempos mostró su “preocupación” a la gestora por la crisis en las relaciones con el PSC y llamó al entendimiento total entre los dos partidos hermanos. El portavoz de la gestora, Mario Jiménez, asegura que su contribución a encauzar el conflicto fue determinante.
Chacón estuvo sentada en la primera fila del acto de presentación de Susana Díaz en Madrid el pasado 26 de marzo, candidata a la que apoyaba para ascender a la secretaría general. Ella se quedó a 22 votos de ser la máxima dirigente del PSOE. En el congreso de Sevilla, en 2012, la venció Alfredo Pérez Rubalcaba, entonces el candidato del aparato socialista. Un año antes, cuando José Luis Rodríguez Zapatero pensó en ella como sucesora, las maniobras internas de un sector del partido le cerraron el paso. Cuando se trataba de Chacón, el vértigo interno de la vieja guardia del PSOE siempre ganó a las ganas de cambio. En 2014, tras la dimisión de Rubalcaba, tuvo otra oportunidad, pero en aquella ocasión de nuevo le dejaron claro que no iba a tenerlo fácil y decidió no dar esa batalla.
No pudo lograr su revolución en el PSOE, donde se quedó a las puertas de convertirse en la primera mujer, y catalana, del PSC, en llegar a la secretaría general. Pero Chacón sí rompió moldes en la política. Se convirtió en un símbolo en una legislatura que logró avances importantes en materia de derechos civiles. Tras ocupar la cartera de Vivienda, fue la primera mujer ministra de Defensa. Su foto pasando revista a las tropas en Afganistán en avanzado estado de gestación, pocos días después de haber tomado posesión de una cartera que había estado vetada a las mujeres, dio la vuelta al mundo. Ella mismo llamó a la actual ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, hace pocas semanas, para felicitarla por su gestión de la crisis del Yak-42. Zaida Cantera contó que también recibió una llamada de apoyo de la exministra cuando denunció su situación de acoso en el Ejército.
Las reacciones por su muerte se sucedieron desde todos los partidos y representantes de la sociedad civil. Pedro Sánchez, Patxi López y Susana Díaz mostraron públicamente su dolor por lo ocurrido y sus equipos comunicaron que los actos de campaña quedan suspendidos durante esta semana “por cariño y respeto”. “No te olvidaré nunca”, dejó escrito Díaz, que hoy sí mantendrá su agenda institucional en San Telmo. La presidenta de la Junta, que trabajó por aupar a Chacón a la secretaría general en 2012 y que ahora trata de romper el techo de cristal en el PSOE que se le resistió a su compañera, estaba destrozada. Patxi López también lamentó la “terrible” pérdida de una compañera y “una amiga”. Pedro Sánchez señaló igualmente estar “consternado y roto” por este repentino fallecimiento.
Quienes conocían bien a Carme Chacón señalan que estaba preparada para volver en cualquier momento y volcar en el PSOE toda la experiencia que había atesorado en las últimas dos décadas. Su intensa vocación política le impedía ser de otra manera. Una “guerrera”, la definieron algunos de esos amigos, a los que su muerte dejó mudos de pena.
Hija de bombero almeriense y de abogada catalana, se crió en el Baix Llobregat, donde comenzó enterrando prejuicios y se convirtió en concejala de su municipio, Esplugues, para después ascender a la portavocía del PSOE y terminar recalando en el Ministerio de Vivienda. Antes dio clases en la universidad. Todo lo hizo con mucho esfuerzo y, según ella misma contaba, estudiando mucho. “La vida son codos”, dijo en una entrevista en ‘La Vanguardia’ en 2015, donde confesaba su esfuerzo por equilibrar sus dos pasiones, su hijo y la política. Sobre el océano rumbo a España dejó su último mensaje público hace solo un día y confesó las ganas que tenía de “Miquelete” y de su casa.
“Capitán, mande firmes”, dijo enérgica, con coraje y determinación en abril de 2008. Esa imagen acompañará siempre su memoria. El PSOE llora su muerte con dolor.
