La líder de Ciudadanos estaría dispuesta a presentar su candidatura al pleno de investidura, para escenificar el equilibrio de fuerzas

 

El chulo de Puigdemont no las tiene todas consigo. Su aritmética ‘victoria’ este 21-D le puede dejar algo más que con números rojos. Y la que le va a enmedar las cuentas y la plana es Inés Arrimadas, la líder de Ciudadanos que ya tiene diseñada una hoja de ruta para que a la que se descuide se despeñe.

Tiene serias dudas del entendimiento entre el expresident y Junqueras, y en primer lugar, según informa ‘EsDiario’, no abrirá una ronda de negociaciones ni con Junts per Catalunya ni con ERC para sondear apoyos. Y menos aún con la CUP.

En segundo término, que si Podemos y Comunes, es decir Iglesias y Colau, garantizan una ahora improbable abstención técnica -en el caso de que JxCat y ERC no lleguen a un acuerdo-, Arrimadas sí estaría dispuesta a presentar su candidatura al pleno de investidura para escenificar el equilibrio de fuerzas.

De esta forma, Arrimadas obliga a retratarse y pone toda la presión sobre los morados, que deberán escenificar en ese momento si permiten gobernar a un independentista o a la líder de C’s. La posibilidad de nuevas elecciones, por remota que sea, da pánico en la dirección de Iglesias y Echenique, vistos los antecedentes.

Lo más inmediato para la líder de Ciudadanos es saber si Puigdemont está dispuesto a regresar a España. No es preciso para recoger su acta, pero sí si pretende concurrir a la investidura. En ese caso, está obligado a personarse en la Cámara catalana. Y asumir el riesgo de ser detenido de inmediato, conducido al Tribunal Supremo y, finalmente, encarcelado.

En esta tesitura, en la formación naranja también se ve como posible tapada de JxCat a la jefa de campaña del expresident, Elsa Artadi.

Según las fuentes consultadas por este diario, Arrimadas también ha trasladado a su equipo una incógnita. El «pliego de condiciones» que Esquerra está dispuesto a poner sobre la mesa para facilitar un nuevo gobierno de coalición con Puigdemont.

La propia Marta Rovira ha lanzado en las últimas horas dos ideas a modo de globos sonda: que la candidatura de Oriol Junqueras a la Presidencia sigue plenamente vigente y que el programa de gobierno debería ahora ganar peso en las medidas económicas y sociales, y algo menos en la reactivación de la República.

Y es que la espada de Damocles del juez Pablo Llarena pesa sobre las principales cabezas del procés aún en libertad con una segura citación en el Supremo después de Reyes.

Arrimadas parece dispuesta a apuntarse a la estrategia de «esperar y ver» los pasos de los dos referentes del independentismo. Sí planea dar batalla por la Presidencia del Parlament en su condición de fuerza ganadora en votos y escaños. Su vicepresidente en la pasada legislatura, José María Espejo Saavedra, podría optar a un puesto para el que el secesionismo no descarta promover de nuevo a Carme Forcadell.

Y, de acuerdo con Albert Rivera, la líder de Ciudadanos ha instado a los suyos a no tensar las relaciones con el PP ni con el Gobierno. En el Congreso, el partido naranja seguirá siendo el socio exigente que ha sido hasta ahora. Pero no forzará mucho más la maquina de oposición.

 

 

 

 

 

 

 

 

FUENTE: PERIODISTADIGITAL