La relación política de Ciudadanos con el partido del Gobierno no sale del bloqueo. De hecho, atraviesa uno de los peores momentos desde que en agosto de 2016 firmaron su pacto de investidura en el Congreso. La formación centrista tiene claro que dedicará el resto de legislatura a forzar que el PP cumpla el acuerdo —por mucho que haya puntos que “escuezan”—, aunque lo que ya no parece obvio es que vaya a durar los cuatro años que dice la Constitución. Sobre todo si el vínculo entre los principales socios de la Cámara sigue tan deteriorado. Albert Rivera es ya más contundente que nunca en su exigencia de que los populares “cumplan con lo que han firmado” y no duda en repartir esa consigna entre sus diputados. “Lo que no puede hacer el PP es que su crisis y su fracaso en Cataluña paralicen la acción de la legislatura. El inmovilismo no vale”, afirmó entre las filas de su grupo parlamentario, poniendo negro sobre blanco que la batalla continúa y que Ciudadanos no será quien ceda en esta ocasión.

El líder naranja verbalizó por primera vez con firmeza que hay riesgos de que el pacto con los populares se rompa o, simplemente, no pueda seguir adelante. Los centristas entienden que al investir a Rajoy cumplieron con su parte de antemano y ahora, reconocen, el Gobierno no puede hacer otra cosa que ejecutar los puntos del acuerdo. Sin duda, una de las principales batallas que anticipan piedras en el camino de la legislatura son los Presupuestos de 2018, que todavía no se han aprobado forzando la prórroga de los de 2017. El Ejecutivo solo los presentará a finales de marzo si tiene cerrados apoyos suficientes (los 32 de Ciudadanos, los cinco del PNV, el de Coalición Canaria y el de Nueva Canarias en caso de que se repita el formato más probable, el mismo del anterior ejercicio). Si duda de que pueda sacarlos adelante, Montoro no acudirá al Congreso y mantendrá la prórroga.

Todos los actores secundarios miran de reojo a Ciudadanos al entender que si su ficha no se mueve no hay nada que hacer. Dicho de otra manera, ninguno de los grupos tiene intención de dar su apoyo al PP si los 32 de Rivera no lo hacen antes. En realidad, el acuerdo presupuestario para 2018 está relativamente avanzado desde el mes de septiembre, pero hoy por hoy las conversaciones siguen congeladas y las relaciones económicas no han avanzando en absoluto. El principal escollo tiene nombre y apellidos: Pilar Barreiro. La senadora del PP imputada en el marco de la trama Púnica a la que Ciudadanos exige dejar el acta para garantizar su apoyo en los PGE. Fuentes del grupo naranja insistían este martes —en la reanudación de las sesiones plenarias tras el parón de enero— que es condición ‘sine qua non’ y que no hay nada que hacer mientras Barreiro no se marche.

 

Dirigentes de la formación naranja reprochan la postura de los populares y del propio Rajoy cuando afirman públicamente que no han recibido una petición directa sobre la senadora. “Lo han visto en todas las televisiones de España. Lo decimos en esta Cámara y lo saben perfectamente. Es una huida hacia adelante”, aseguran a este diario. En realidad, consideran que Rajoy no tiene ninguna intención de dar su brazo a torcer y enmarcan la defensa de Barreiro en la particular batalla que los populares mantienen con Ciudadanos desde hace meses y que se intensificó tras las elecciones catalanas, en las que Inés Arrimadas arrasó el electorado popular y se coronó como primera fuerza.

La situación podría empeorar si se mantiene la prórroga de las cuentas en 2018, porque en el mes de junio debe comenzar la negociación de los Presupuestos de 2019, ya que según la Constitución estos deben presentarse en el Congreso antes del 30 de septiembre. Fuentes parlamentarias confirman que la ley no impide que haya dos ejercicios presupuestarios prorrogados consecutivos, aunque entienden que la crisis política que se generaría sería de extrema gravedad al encarar el Gobierno un fracaso de tal calibre.

Y en esa situación Rajoy sí podría decantarse por un adelanto electoral ante la imposibilidad de mantener la acción legislativa. Y no solo: el grupo popular también entiende que el escenario será muy distinto si encuentra el bloqueo sistemático en todos los proyectos que deba tramitar la Cámara, máxime si la guerra con Ciudadanos continúa por mucho que el PP trate de abordar los principales asuntos del país con el Partido Socialista. Porque si ese acercamiento no va más allá de llamadas telefónicas y no se traslada a la aritmética como hasta ahora, el bloqueo sigue asegurado.

Sobre la incertidumbre de la legislatura también se pronunció Rivera en la reunión con su grupo este martes, precisamente evitando poner fecha ni dar por sentado que las elecciones se celebrarán en 2020, como estaría estipulado. “Las próximas elecciones vendrán cuando acabe la legislatura”, dijo insistiendo en la preparación de su partido para la contienda de 2019(cuando con seguridad habrá europeas, autonómicas y municipales). En todo caso, la tónica para los meses que vienen seguirá siendo la misma en Ciudadanos. Situar a Rajoy en el marco de la corrupción del PP: “Es especialista en proteger a los corruptos de su partido. Tiene que ser especialista en echarlos porque España no se merece un presidente que tape la corrupción”, zanjó.

En Ciudadanos entienden que la relación con los populares se ha recrudecido a raíz del 21-D y la victoria de Arrimadas en Cataluña, aunque creen que no es momento para enfrentarse. “La mejor manera de estar tranquilos es cumplir con el pacto”, recalcó Rivera. Sin embargo, la escenificación de los desencuentros es continua. Este martes ocurrió de nuevo durante la moción sobre la situación de Cataluña en el primer pleno de este año a petición de ERC. En la intervención del portavoz naranja, Juan Carlos Girauta, los miembros del Gobierno se evaporaron por completo y la bancada del Ejecutivo estuvo vacía mientras hablaba el representante de la fuerza más votada en esa comunidad autónoma y del bloque constitucionalista. Este jueves volverá a ocurrir en el encuentro de Ciudadanos y Podemos para tratar de avanzar en una reforma de la ley electoral a la que el PP se opone con rotundidad. Y así cada día.

 

 

 

 

 

FUENTE: ELCONFIDENCIAL