La candidatura de Jordi Sànchez no va a tener mucho recorrido y no solo porque depende del permiso de un juez para ser investido. El consejo político de la CUP ha decidido este sábado al mediodía que se abstendría ante una posible investidura del diputado de Junts per Catalunya (JxCat) como presidente de la Generalitat, con lo que la apuesta de Carles Puigdemont no contaría a priori con la mayoría independentista suficiente. La postura adoptada por el máximo órgano decisorio -después de la asamblea general- de los cuperos ha sido tomada “con un amplio consenso” según fuentes de los cuperos.

Con todo, el diputado de la CUP Vidal Aragonés, ha subrayado que lo que rechaza es la propuesta conjunta de JxCat y ERC, y no tanto el nombre de Sànchez. Aragonés ha afirmado que su formación no avalará un plan de gobierno como el que les han hecho llegar, según ha dicho, de “sumisión al 155 y a la legalidad española”, y que “no avanza en lo social”. Por tanto, los anticapitalistas critican que se ponga el acento en el quién y no en la “materialización de la república”. Los cuperos dan por paradas las negociaciones formales hasta que los otros dos grupos parlamentarios independentistas no expresan su voluntad de modificar su hoja de ruta.

No queremos gestionar migajas, el autonomismo no nos permite avanzar en materia social”

Aún así, la figura de Sànchez había suscitado recelos, no sólo en la CUP, sino también en las filas de ERC. Ayer, el portavoz de los republicanos, Sergi Sabrià, sembró la duda y evidenció que no es el candidato favorito del partido que lidera Oriol Junqueras, y no aclaró si Esquerra rechazaría su investidura. Pese a que hoy el propio portavoz ha asegurado en RAC1 que no serían ningún impedimento para el nombramiento como presidente de la Generalitat del exlíder la ANC, la candidatura se ha complicado con la decisión de la CUP: la abstención situaría a JxCat y ERC con 64 diputados -Carles Puigdemont y Toni Comín, en Bélgica, no pueden delegar su voto-, mientras que Ciudadanos, el PSC, Catalunya en Comú y el PP llegan a los 65 escaños.

La renuncia de Puigdemont y Comín

Con estas cifras sobre la mesa y si se mantienen las posiciones de la justicia sobre la delegación del voto, se impondría una única solución –condicionada, claro, a que el juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, diera permiso a Sànchez para someterse a la investidura–: que Carles Puigdemont y Toni Comín renunciaran a sus escaños.

Sobre el papel, el bloque que forman junteros y republicanos suman 66 votos, que son los que darían apoyo a Sànchez. Sin embargo, si bien tanto Junqueras como Sànchez, ambos en cárceles de Madrid, tienen el permiso del juez para delegar el voto; no ocurre así en los casos del president y conseller cesados. Cabe recordar que el resto de miembros del Govern que están o en prisión o en Bélgica (Joaquim Forn, Meritxell Serret, Lluís Puig y Clara Ponsatí) sí renunciaron en su momento a sus escaños.

¿Posibles elecciones?

La investidura de Sànchez está condicionada sobre todo al permiso del juez Llarena pero los dos diputados en Bruselas también deberían renunciar al escaño si JxCat y ERC quisieran investir a otro candidato que no avalara la CUP

Puigdemont ya renunció el jueves a ser candidato pero advirtió que lo hacía de forma “temporal” y decidido en recuperar sus “derechos”. El presidente cesado ha presentado una denuncia contra España ante el Comité de Derechos Humanos de la ONU porque cree que se están violando sus derechos a la participación política y urge a este organismo de Naciones Unidas a pronunciarse al sentirse desamparado por la justicia española.

Esta posición sugiere que Puigdemont, que se considera el presidente “legítimo” por haber sido destituido vía 155, no está dispuesto a dar un nuevo paso al lado. En el caso del republicano Comín, se abren todavía más incógnitas sobre sus intenciones. Lo cierto es que, en su momento, y aunque se lo pidió su propio partido, el exconseller no acompañó a Serret, Puig y Ponsatí en la decisión de dejar sus actas de diputado.

Cabría otra posibilidad pero parece ahora mismo truncada: que los comunes se abstuvieran, con lo que los 64 votos de JxCat-ERC serían suficientes para superar a los 57 noes que sumarían Ciutadans, PSC y PP. Sin embargo, el grupo que lidera Xavier Domènech han reiterado esta semana que no apoyarán la investidura de cualquier candidato de las filas de JxCat. De hecho, en enero ya afirmó el propio Domènech que en ningún caso abrirá la puerta con su abstención a un Ejecutivo en el que esté “la derecha”.

La situación, de hecho, podría repetirse con cualquier otro candidato que presentara JxCat. Antes de que se confirmara la candidatura de Sànchez, se había especulado con otros nombres como Elsa Artadi y Jordi Turull. Sin embargo, si la CUP también rechazara estas candidaturas, la situación sería la misma: solo un poco probable levantamiento de la prohibición al voto delegado de Puigdemont y Comín o que ambos renunciaran a sus respectivos escaños permitirían la investidura. Si no, el escenario puede abocar irremediablemente a unas nuevas elecciones en Catalunya.

 

 

 

 

 

 

FUENTE: LAVANGUARDIA