MAZARRON CITY

 

Ni el ojo separatista de Junqueras, la coleta hippie de Pablo Iglesias, el arrabalero Rufián, el cósmico de Pedro Antonio, el peluquero de Puigdemont, el lelo Rajoy y el fantasmal sacacuartos del Pujol, ellos, uno a uno o todos juntos, aparecerían como unos aprendices de la politiquería visigoda de las taifas del término municipal de Mazarrón. Unos aficionados y principiantes en el arte de los repartos, los linchamientos, traiciones troyanas y actores consumados callejeros, urbanos. Desde que llegué a la gloriosa región murciana, acompañado con mi esposa oriunda de la tierra de Vicente Medina, hace cuarenta y un años, no he dejado de oír y de leer leyendas y novelas del Oeste de M.L. Estefania, que se refieren a los líos mazarroneros en el Ayuntamiento, en cuyo salón de plenos, atendido por sus famosos policías locales, se han venido desarrollando y escenificando verdaderas obras de arte, de teatro, circo y proyectándose películas de miedo,de terror y suspense, como decíamos en nuestra juventud, dignas de llevarlas a Sitges, al festival internacional. Incluso hubo un filme premiado con un Goya a la interpretación, en la que se elogiaba la felicidad canina, quede como elogio, claro del ex alcalde Valera y su amado amo Ramón Luis Valcárcel, que finalmente terminó como el rosario de la aurora y el traveling del primer edil corriendo por las calles, despendolado y apenado.

 

 

Un final bellísimo, con el hermoso mar de fondo azul, ferozmente aplaudido por el respetable. De la película hay que destacar que se pasó en versión original, en inglés y posteriormente doblada en otros idiomas europeos, ya que fue patrocinada por la colonia turística residente entre las ruinas de la famosa Urbanización de CAMPOSOL. Total virguería del cine regional que el fiscal Díaz Manzanera podría volver a ver. En estos tiempos Mazarrón sigue siendo un valor informativo internacional y español, por sus escandaleras, riñas y epítetos ofensivos entre los partidos sioux, comanche, apache y yulés que si la justicia llega a tomar en serio el asunto, dejarían a la Marbella de «los Malayos» como un corto para abrir sesión. Retomando la sentencia inolvidable de Winston Churchill sobre la categoría histórica y humana de la España que roba a destajo, según los llorones catalanes, podemos y debemos decir por razones de justicia tan presente, que el hermoso Mazarrón es INDESTRUCTIBLE a pesar de sus políticos raciales y de los caciques que pagan, cultivan y hacen listas electorales utilizando los dedos índices, fastuosos, de las manos, derecha e izquierda. Lástima, hermanos mazarroneros, pero pronto seréis liberados por el insigne LOPEZ MIRAS, (FER) para los del patio de butacas, el nuevo sanador que le ha leído la cartilla al sordo de La Moncloa.

 

 

EL ZORRO