Irene Montero, “número dos” de hecho de Podemos, portavoz en el Congreso, acaba de declarar que está “convencida de que el próximo líder de Podemos será una mujer”. Una toma de posición que ha sido interpretada en ámbitos políticos como que ella se postula para presidir la formación morada, sustituyendo a Pablo Iglesias.

Añadió, además, que el relevo “será pronto”, porque eso es “lo que ha pedido la gente”.

Esa declaración la ha realizado en un momento en que el líder del partido, Pablo Iglesias, se encuentra prácticamente desaparecido de la actividad política, tras haberse acogido a una baja de paternidad.

Maniobras de Garzón

El posicionamiento público de la dirigente más activa de Podemos se ha vinculado también con las supuestas maniobras de Alberto Garzón para hacerse con el liderazgo absoluto. Dentro de la formación morada se interpreta incluso como un “aviso” a su socio electoral.

Tal como adelantó Confidencial Digital, el coordinador federal de Izquierda Unida ha vuelto a aceptar ir en coalición a las generales de abril para estar bien posicionado de cara a una refundación de Podemos sin Pablo Iglesias, si se produce un descalabro en las urnas.

Preparando la sucesión

El comentario de Irene Montero sobre que “pronto” sucederá a Pablo Iglesias “una mujer” al frente de Podemos esconde detrás una larga operación política en la que ella es protagonista destacada.

Hace casi año y medio, a finales de 2017, el partido morado se encontraba en muy difícil situación, con encuestas desastrosas, como anticiparon las publicadas antes de las elecciones de Cataluña. Y Pablo Iglesias seguía apareciendo como el político nacional peor valorado.

Eran los tiempos en los que se acentuaban sus diferencias con Íñigo Errejón, se había consumado la salida de casi todos los que fueron fundadores del partido, Carolina Bescansa se había desmarcado y se encontraba de campaña por España, Carmena había ordenado ceses de concejales podemitas en el Ayuntamiento de Madrid, el partido estaba siendo penalizado por sus posiciones ambiguas respecto a la cuestión catalana y el independentismo, y su líder, Pablo Iglesias, había perdido protagonismo mediático, cada día menos presente en tertulias y televisiones.

“Síntomas de extenuación”

Según ha contado a Confidencial Digital alguno de los participantes, en esa coyuntura, un grupo de dirigentes, sobre todo integrantes del sector “oficialista”, como Irene Montero, Rafa Mayoral, Juanma del Olmo, Ramón Espinar, Pablo Echenique y varios más, conocidos por las otras familias del partido como “la camarilla de Pablo”, empezaron a hablar entre ellos acerca de los problemas de Podemos. Y sobre todo del desgaste de Pablo Iglesias, después de tres años al frente del partido.

Algunos de esos dirigentes comentaron que veían “síntomas de extenuación” en el secretario general. Y le echaban en cara que no estaba poniendo en la actividad parlamentaria el mismo empeño e ilusión que al principio.

Pasar a la historia

A Pablo, el trabajo en el Congreso le aburre, le frustra. No es una persona para ocuparse de trámites, de plazos y de burocracia”, explican a ECD fuentes de ese grupo de dirigentes.

“Lo que de verdad le motiva a Pablo es pasar a la historia de España. Y él cree que podrá conseguirlo enfrentándose dialécticamente con los grandes intelectuales del momento”.

Por eso “se mueve mejor en la televisión, porque es en los debates y en las tertulias donde cree que brilla. Es lo que le gusta, donde se siente más cómodo».

“Ya no es el líder que necesita Podemos”

De acuerdo con el análisis que realizaron esos dirigentes de Podemos, desde Vistalegre II, cuando recurrió a la alianza con los anticapitalistas para asegurarse el mando, Pablo Iglesias “no ha crecido políticamente. Es más, se ha ido achicando y ya no es el líder que necesita el partido”.

Por ello, algunos empezaron a plantearse cómo organizar la sucesión de Pablo Iglesias en la dirección de Podemos.

En ese movimiento se mostró especialmente activa Irene Montero, que no ocultó sus aspiraciones a ocupar la secretaría general. Se apoyaba en que había estado al lado de Iglesias siempre que él la había necesitado, y que había cumplido con disciplina lo que le pedía.

Pero, además, argumentó que había “cogido su estilo”, y que había aprendido a trabajar y desenvolverse de forma muy parecida a la de Pablo Iglesias, por lo cual consideraba que ella debía ser la próxima secretaria general de Podemos.

A algún otro miembro del grupo también les apetecía pugnar por el liderazgo, pero asumieron que lo más probable era que fuera Montero quien terminara al frente del partido.

Después de las generales

El grupo se planteó que la ocasión para plantear la salida de Pablo Iglesias podía ser inmediatamente después de las elecciones catalanas, o bien tras las generales.

Respecto a Cataluña, su conclusión era que allí se había visualizado un fracaso rotundo de la estrategia diseñada para el 21-D, como se vio con el pobre resultado de los Comunes.

El otro escenario se centró en esperar a las siguientes elecciones generales. Los datos que manejaba Podemos auguraban un muy buen resultado para Íñigo Errejón en la Comunidad de Madrid, pero malo para Pablo Iglesias, con pocos votos en las generales y, en todo caso, muchos menos de lo deseable.

Entonces sería el momento de asaltar el liderazgo del partido, empezando por convencer al secretario general para que se apartara.

El problema de Errejón

Los conjurados coincidieron en que el objetivo de hacerse con el mando en Podemos no iba va a ser un camino fácil, porque tendrían que conquistar varios frentes. El primero, convencer a Iglesias de que abandonara el poder, cosa nada sencilla. El segundo, construir un liderazgo alternativo sólido, porque ni Montero ni los otros compañeros tenían en ese momento su fuerza ni su carisma.

El tercer desafío era mantener a raya a Íñigo Errejón, porque estaban seguros de que, si viera una oportunidad de tomar las riendas del partido, no se quedaría quieto. Había que estudiar cómo neutralizarle.

Ahora, el anuncio de que concurrirá a las autonómicas al margen de Podemos, junto con Manuela Carmena, lo descarta en principio de cualquier intento.

Padres de mellizos

Irene Montero y Pablo Iglesias habían iniciado entonces una relación, que empezó a visualizarse precisamente en Vistalegre II, con los abrazos que se dieron en público, pero también posteriormente, cuando fueron localizados en un bar de Madrid.

De esa relación han nacido dos hijos, los mellizos, que vinieron al mundo con dificultades médicas y tuvieron que ser ingresados durante meses en el hospital, hasta que se les dio el alta.

La pareja decidió adquirir, para la nueva vida familiar, un espacioso chalet en Galapagar, que ha sido objeto de muchas críticas, también dentro de Podemos.

Unidas Podemos

En los últimos tiempos, Irene Montero ha adquirido un protagonismo máximo en Podemos. Aprovechando la ausencia de Pablo Iglesias por la baja de paternidad, ha sido la portavoz única, con declaraciones, ruedas de prensa y comparecencias en televisiones.

La sensación en el partido es que el propio Pablo Iglesias puede estar en la operación relevo, y por eso ha dejado campo libre a Irene Montero. Hay que recordar que ella, y no Iglesias, fue la portavoz de Podemos en la moción de censura.

Por si fuera poco, y posiblemente para preparar la presencia de una mujer al frente, Montero ha impuesto en la formación morada un cambio de denominación, feminizando el nombre de la coalición electoral Unidos Podemos para llamarla «Unidas Podemos».
 
 

FUENTE: ELCONFIDENCIALDIGITAL