En vísperas del 1-O, el entonces presidente de la Generalitat acusó a Rajoy de ser el guardián de la tumba de Franco. Advertencia al Reino de Bélgica. Ha de actuar con mucho tiento si no quiere ser acusado de contribuir a la restauración del franquismo en España. Solo si la Justicia belga rechaza la orden de detención y entrega de Puigdemont, quedará libre de toda sospecha.

Si lo entrega en las próximas horas, en los próximos días o dentro de 90 días a más tardar (son los plazos tasados en el juego de recursos previstos en el procedimiento), Bélgica cometería el pecado de ‘franquismo autoritario’ que su ex primer ministro Elio di Rupio endosa al Gobierno español.

La maliciosa lógica de este socialista francófono se ajusta a la desplegada en España por dirigentes políticos que acampan extramuros de la Constitución. Independentistas y tontos útiles del irresponsable golpe al Estado mediante “estrategia organizada y dirigida a proclamar una república catalana independiente de España”. Es la motivación judicial del encarcelamiento de la parte del Govern no fugada a Bruselas, pero dirigentes nacionalistas, compañeros de viaje y trovadores mediáticos del ‘procés’ sostienen que en España se va a la cárcel por defender unas ideas en las urnas.

“Me avergüenza que en mi país se encarcele a opositores. No queremos la independencia de Cataluña pero decimos: libertad presos políticos”. En los 140 caracteres que exige un fogonazo digital, este es el pensamiento de Iglesias Turrión, secretario general de un partido político donde la discrepancia con el jefe se castiga con el ostracismo.

Solo si la Justicia belga rechaza la orden de detención y entrega de Puigdemont, quedará libre de toda sospecha de cooperar al retorno del franquismo

Mal asunto que el líder de la tercera fuerza política ignore con premeditado descaro los principios de libre circulación de ideas, independencia judicial y separación de poderes, reconquistados en 1978 después de 40 años de hambre atrasada de libertades. Pero duele más que este discurso rebote fuera del país en quienes “prefieren mantener una visión sombría de España, un apego perezoso a los peores estereotipos, en especial el de la herencia de la dictadura o la propensión taurina a la guerra civil”, escribe Antonio Muñoz Molina.

El clarinazo del exdirector del Instituto Cervantes de Nueva York se produjo tras la sesgada propagación de mensajes que redujeron la jornada del 1-O (referéndum ilegal cocinado unilateralmente por el independentismo) a la imagen de un Estado autoritario que impedía a porrazos el deseo de votar. Una mentira de patas cortas, pero el fenómeno se ha reproducido tras el encarcelamiento del exvicepresidente del Govern Oriol Junqueras y siete consejeros, y la posterior orden de detención y captura dictada por la Audiencia Nacional conta el expresidente Carles Puigdemon y cuatro exconsejeros fugados con él a Bruselas.

Dirigentes independentistas, compañeros de viaje y trovadores mediáticos del ‘procés’ sostienen que en España se va a la cárcel por defender ideas

Si es pereza lo que fuera de nuestras fronteras agita el fantasma del franquismo redivivo, en España es idiotismo. Una salvedad en el caso de quienes lo agitan: Monedero, Colau, Iglesias, Fachin, Anna Gabriel, Rufián, etc. saben perfectamente lo que hacen cuando utilizan el tirón independentista para arremeter contra el ‘régimen del 78’. Son conscientes de que su discurso es idiota, aunque también saben que es eficaz para sus fines. Hay muchos idiotas dispuestos a creer que España es una dictadura.

O a hacerlo creer. Como ese comentarista de ‘Ara.Cat’ que ilustra hace unos días su llamamiento a la participación independentista en las elecciones del 21-D con unas imágenes en las que unos energúmenos se enfrentan a una señora que les reprocha su agresividad “españolista”. “Estos son los que nos van a gobernar, si no nos presentamos”, decía Antoni Bassas. O como el fundador de Podemos, Juan Carlos Monedero, cuando con maldita la gracia sugiere a los del PP que rapen la cabeza de las esposas de los ‘exconsellers’ y luego canten el ‘Cara el sol’.

Lo dicho. Discursos de idiotas para idiotas.

FUENTE: ELCONFIDENCIAL