No caerá maná del cielo, pero la Unión Europea no va sucumbir

La política es muchas veces una cuestión de expectativas. El pasado 27 de marzo, hace casi un mes, una fenomenal ola de pesimismo recorrió Europa después del estrepitoso fracaso de la primera reunión del Consejo Europeo (reunión periódica de los presidentes y jefes de Gobierno) en la que se tenían que evaluar los efectos de la pavorosa crisis sanitaria que estamos viviendo y adoptar medidas de urgencia.

Ese pesimismo quedó parcialmente corregido el pasado 8 de abril en la reunión del Eurogrupo (conferencia permanente de los ministros de Finanzas de los países de la zona euro), en la que se empezaron a trazar líneas de actuación inicialmente valoradas en medio billón de euros.

El Gobierno español lo recibió como un buen punto de partida, pero hubo un lío fenomenal en Italia, puesto que el Eurogrupo preveía, entre otras medidas, la concesión de créditos del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), y en Italia hay fobia al MEDE, mecanismo financiero creado por los países de la zona euro después de la crisis del 2008. Vamos a intentar explicarlo.

Los dos partidos hoy mayoritarios en el Parlamento italiano –Movimiento Cinco Estrellas y Liga- llegaron a bloquear la adhesión de su país al MEDE cuando gobernaban juntos, hace poco más de un año, por considerarlo un mecanismo arbitrario y opresor. (El M5E gobierna ahora en coalición con el europeísta Partido Democrático y la Liga ha pasado a la oposición).

Hace apenas una semana, el primer ministro G iuseppe Conte era acusado de “traidor” por Matteo Salvini, líder de la Liga. En España no ha habido un debate equivalente, puesto que PP y PSOE nunca pusieron reparos al MEDE. En España, los platos que vuelan del armario al suelo con motivo del Covid-19 son de otra marca de porcelana.

En Italia, las dos fuerzas políticas con más diputados, los citados M5E y Liga, son muy críticos con la UE, pero de manera ondulante, puesto que gradúan la hostilidad según sus intereses de cada momento. (Podríamos decir que el euroscepticismo italiano es ‘procesista’). En España es distinto. En España asistimos a una auténtica batalla campal entre partidos que no cuestionan los fundamentos de la Unión Europa, excepto Vox que los cuestiona con cierta contención verbal. (Contención que no exhibe en otros frentes).

En Italia están en juego algunas líneas rojas de la geopolítica europea. (Véase el reciente desfile de una columna militar rusa con tropas especializadas de desinfección, imposible de imaginar en España). En nuestro país se recrea,una y otra vez, el cuadro de los garrotazos de Goya con un respeto escrupuloso al orden geopolítico derivado de la pertenencia a la OTAN.

El Gobierno de España levantó expectativas sobre la reunión del Consejo Europeo del pasado jueves en Bruselas al filtrar su plan de creación de un fondo de reconstrucción de 1,5 millones de euros, que sería financiado con deuda perpetua. Lejos del pesimismo anterior, en esta ocasión se hincharon las especulaciones optimistas. Se hincharon demasiado.

La propuesta española es interesante y ha recibido el apoyo de Francia e Italia, pero del cielo no va a caer maná en los próximos meses y la concreción de un acuerdo llevará tiempo. A la reticencia de alemanes, holandeses y finlandeses se le han unido ahora los suecos, los socialdemócratas suecos. Norte y Sur siguen sin estar de acuerdo.

Las posiciones, sin embargo, se han movido en relación a la reunión del 27 de marzo, que acabó como el rosario de la aurora. En estos momentos existe consenso sobre la gravedad de la crisis económica en la que estamos entrando y sobre la necesidad movilizar recursos económicos en gran cuantía para intentar paliar esa crisis, sin que se rompa la Unión Europea.

Ese es hoy el consenso. Pedro Sánchez optó por no comparecer ante la prensa después de la reunión del jueves. Giuseppe Conteregresó a Roma como si fuese un campeón. ¿Cómo se entiende eso? Muy simple: Sánchez había generado demasiadas expectativas y Conte había logrado salir de la ratonera del MEDE, que le atormentaba. Incluso Emmanuel Macron sacó pecho, atribuyendo a Francia el avance de posiciones hacia una salida mancomunada.

Las expectativas son siempre fundamentales, como podemos ver. Hay que ir con cuidado con ellas. No caerá maná del cielo, pero la Unión Europea no está en quiebra. Habrá pacto.

 

ENRIC JULIANA