Ni endureciendo su discurso ni crispando la política, sino mostrando su auténtico rostro, Pablo Casado, de la mano de su mentor Aznar, ha fracasado en el intento de derrocar el Gobierno progresista. Pero no contento con este previsible revés, continuó con la estrategia de tratar de restarle votos a Vox. Y ahora, tras la victoria del moderado Feijóo en Galicia, ocultando las siglas del PP, y la debacle de Iturgaiz, su personal apuesta en el País Vasco en contra de otro moderado como Alonso, le tiemblan las canillas pensando que el gallego, pasito a pasito pero sin pausa, no tardará en preparar su desembarco en Génova.

Un Casado atribulado, que ve moverse la silla bajo sus posaderas, hará todo lo posible para mantener la poltrona. ¿Será Cayetana su chivo expiatorio? ¿Cambiará su destino esta inmolación?
 
 

FUENTE: ELPERIODICO