Acabo de salir de dos UCI encadenadas: la de la Arrixaca y La Vega, y ya estoy en Planta. El peligro ha pasado. Han vencido los grandísimos profesionales de la Salud; las avanzadas tecnologías clínicas digitales de las que disponen, y por la gran suerte de haber nacido en España, ese gran país que desde hace muchos años dispone de todo eso y que le habría sido imposible alcanzar por sus propios medios a aquellos territorios españoles cuyas ideas vertebrales basculan desde el odio a España, hasta alcanzar la independencia entre Aurreskus y Txapelas, o “parlar en catalá, res en espanyol”.

En esta encrucijada mía, Marco Aurelio me ordena que active el “animus vivendi”, que no es otro que escribir este artículo de ocasión. César González Ruano escribía sus columnas diarias del ABC sobre un velador del Café Ibiza. El cerillero, en función de secretario, le lleva papel y dice: “Si llaman del ABC, ¿a qué hora le decimos que manden al motorista? Responde: “Dígales que a partir de la una, que ya estaré escrito.” Yo que no tengo la fluidez de César, tardaré varios días en entregárselo a Víctor Rodríguez, mi editor.
España está viviendo su “noche oscura del alma”. Tezanos, el cocinero de encuestas al servicio del PSOE, debiera observar las caras de la ciudadanía girando el rostro con gesto de asco cuando se habla de los trapicheos del Gobierno socialista, al percibir como una pestilencia que impregna súbitamente su ser con un hedor insufrible. No impera en ellos ira o desprecio político. Es el hedor que despide el PSOE de hoy, el único responsable del espanto causado. Ese hedor que exhala el PSOE proviene de la descomposición de las sustancias orgánicas genuinas de lo que antes fueron sus claros y memorables principios, ahora en desuso.
El PSOE ha sustituido los principios por el pasteleo; compra o permuta el voto por lo que sea; mantiene una agenda secreta con los independentistas; se asocian, sin más, con Bildu; presentan un Proyecto de Ley de Memoria Democrática inspirada por los herederos políticos de los milicianos, paseos, fusilamientos masivos o tiros en la nuca y torturadores de chekas, que son los otros protagonistas de los que no se habla. Todos los principios auspiciados por el PSOE de entonces quieren arriarlos del bastión de la reconciliación que trajo el antiguo PSOE; sacan a pasear la momia de Franco; practican la confrontación pronunciando arengas diarias, y exhiben verborreas de entretenimiento que no de gestión. Los Guardias Civiles y la Policía del Estado, humillada y mal pagada manifestándose en las calles, como los metalúrgicos de Cádiz o el sector lácteo gallego. Más la falta de cojones del propio Gobierno de España para defender las decisiones de la Justicia, haciendo cumplir la ley. El Tribunal Supremo dicta sentencia firme obligando a la Generalitat para que implante un mínimo del 25% de las clases en español y públicamente incumple lo ordenado en flagrante desacato. ¿Les llega el hedor? El Gobierno español, en manos de los socialistas, se oculta, calla y se somete.

Con tantas dejaciones y el abandono de sus principios, el hedor nauseabundo que destila el Gobierno socialista actual es la antítesis de los añorados Gobiernos de Felipe González, que desde la modélica Transición, emanaban profusamente sublimes fragancias de perfumes legendarios repletos de acciones, transformaciones y obras que cambiaron a España de arriba abajo. “Ya no la conoce ni la madre que la parió” (dixit). Los votos no eran solo socialistas, sino millones de españoles que dieron Gobiernos de mayorías absolutas y nos trajeron tiempos muy fructíferos e ilusionantes. Llegó el AVE, la EXPO de Sevilla, la rehabilitación y enriquecimiento de todos los teatros españoles, la Sanidad universal, la explosión de la Cultura en todas sus manifestaciones, la poderosa integración en Europa, el nacimiento de toda una Red de Autopistas y Autovías que vertebraron integralmente España, y muchas cosas más.

El hedor y el perfume son las metáforas recurrentes que me han servido para describir el paradigma de la tragedia española que vivimos hoy, haciendo un retrato fidedigno basado en verdades como puños, de lo que fue y es hoy el PSOE. Es este, por tanto, un análisis de la España de hoy y de los Gobiernos socialistas de ayer y hoy. El perfume de ayer y el hedor de hoy. De modo que ya han descubierto que, en el fondo, la novela de Patrick Süskind ha convertido a “El perfume” en la obra inspiradora de este análisis político, tan real y verdadero como la vida misma.

Grenouille, el perfumista, se extralimitó con sus excesos hasta que consiguió la quintaesencia del perfume total y definitivo. El Grenouille político de hoy no se sabe por qué deshace lo urdido y deshila lo hecho con tanto esfuerzo y generosidad por el bien de todos los españoles. Desmoraliza a las Fuerzas de Seguridad del Estado pagándoles menos que a la Ertzaintza o Mossos d´Escuadra. Ningunea a la Justicia para someterse a los independentistas. Debilita cada día más al idioma español, perseguido por los independentistas catalanes y vascos. Reparte los presupuestos como si la finca fuera suya, quitándoselo a unos para llenar la faltriquera de otros a cambio de un voto. No fabrica ningún perfume, sino que expande con un poderoso exhalador mediático los hedores suministrados por ER, Bildu, sus socios de Gobierno, marxistas o mediopensionistas, y otros de variopinta naturaleza que lubrifican con su odio visceral antiespañol los hedores que propagan por los cielos de España, tan limpios y claros antes, donde yo escuchaba las sublimes notas del Intermedio de Goyescas, del catalán Enrique Granados. ¡Viva la Constitución!

ADOLFO FERNANDEZ AGUILAR