CARMEN DEL RIEGO

 

Se hará autocrítica y un análisis riguroso de los resultados. Fue lo que dijo el presidente del PP, Pablo Casado, la misma noche de las elecciones, tras constatar la debacle que había supuesto su primer encuentro con las urnas. Pues una de las principales conclusiones, con un somero análisis, es que los militantes y los votantes del PP prefieren lo malo conocido que lo bueno por conocer, o lo que es lo mismo, sus candidatos tradicionales, los clásicos del partido, les inspiran mayor confianza que los recién llegados.

Casado vendió algunas de sus adquisiciones para encabezar las listas como auténticos fichajes: Cayetana Álvarez de Toledo como candidata por Barcelona aunque era de Madrid; Juan José Cortés, número uno por Huelva para sustituir a Fátima Báñez, y Pablo Montesinos por Málaga. Pues bien. Todos ellos han sido superados en votos por los candidatos al Senado en esas mismas provincias, aunque sus nombres fueran desconocidos.

La candidata que a la dirección popular le pareció la más idónea para encabezar la lista por Barcelona obtuvo 155.504 votos, un 5% de los sufragios, lo que le ha permitido tener el acta de diputada, pero ella sola, mientras que en el 2016 eran tres más. En la misma circunscripción, en Barcelona, los candidatos a senadores, aunque no obtuvieron escaño, obtuvieron hasta 56.193 votos más. Es el caso de Manuel Buenaño García, que alcanzó los 211.697 votos, un 7,04%. Hasta el candidato a senador que menos votos tuvo, Álvaro Benejam, consiguió más que la candidata al Congreso, 158.996 votos.

 

Otro tanto pasó en Huelva. El gran fichaje, Juan José Cortés, el padre de la niña Mari Luz, violada y asesinada, con quien encabeza su apuesta por la prisión permanente revisable, obtuvo 44.929 votos, un 17% y sólo su acta de diputado, mientras que en el 2016, los votos obtenidos por Báñez fueron 81.959, un 33,34% y dos escaños. Pero es que en la misma circunscripción, el senador que ha logrado el PP, Carmelo Romero Hernández, logró 60.743 votos, 15.814 votos más.Las cifras hablan por si solas.

Un esquema que se repite en Málaga con el periodista Pablo Montesinos, que, con 144.121 votos, se quedó a 37.579 de quien ha conseguido acta de senadora, la veterana política del PP María Ángeles Muñoz, que llegó hasta los 181.700.

Pero esto no sólo ha pasado respecto a los fichajes. Los dirigentes del PP que no apoyaron a Casado en el congreso de julio pasado y que, pese a sus deseos, no fueron en las listas del Congreso y se les dejó para el Senado –como Fernando Martínez-Maillo, Carlos Floriano y Rafael Hernando– han obtenido mucho mejores resultados que el PP en las circunscripciones por las que se presentaron. De nuevo son sólo datos: Hernando, exportavoz del grupo popular en el Congreso, sacó en el Senado 84.773 votos, mientras que el candidato que el PP puso finalmente en las listas al Congreso por Málaga, puesto que ocupaba antes el exdirigente, se quedó en 73.574, es decir, 11.199 votos menos.

Floriano, a quien Casado colocó de número uno al Senado por Cáceres, después de la negativa del líder del partido en Extremadura, José Antonio Monago, a llevarle al Congreso, obtuvo su acta de senador con 65.198 votos. Y el número uno al Congreso por Cáceres se quedó en 57.069.

Y otro ejemplo más por el revuelo que levantó. El en su tiempo número tres de Mariano Rajoy en el partido, Martínez-Maillo, que quería ir, como en las anteriores elecciones, de número uno al Congreso por Zamora, se vio desplazado al Senado, y allí ha conseguido su acta de miembro de la Cámara Alta con 35.918 votos y un 33,37%, mientras que su sustituto en la lista del Congreso se quedó con 32.511 sufragios, un 29,6%. Maillo llegó a un porcentaje que sigue estando lejos del 48,26% que él mismo obtuvo hace cuatro años. Quizá era a esto a lo que Alberto Núñez Feijóo o Alfonso Alonso se referían cuando el martes advirtieron que había que ensanchar el partido, que había que sumar y dar cabida a todas las sensibilidades de la formación.