A mediodía del pasado viernes, Diego Conesa recibió una agradable sorpresa del equipo funcionarial de la delegación del Gobierno, al frente de la cual ha permanecido algo menos de un año. Era el día en que presentaba su renuncia, y en la casa no lo dejaron marchar sin hacerle entrega de un documento insólito, una simulación, aunque con sello real, de un certificado, en el que puede leerse:

«La Habilitación de la Delegación del Gobierno en Murcia certifica que, según los antecedentes obrantes en este centro directivo, don Diego Conesa Alcaraz como Delegado del Gobierno en la Región de Murcia desde 19 de junio de 2018 hasta el 1 de abril de 2019 ha dispuesto de los fondos protocolarios con una austeridad inusual hasta la fecha en este organismo. Y para que no se le olvide donde quiera que vaya, expido la presente certificación en Murcia a 29 de marzo de 2019».

Se trata, claro, de un documento extraoficial e informal, pero si atendemos bien a su trascendencia, lo que han querido expresar con este ‘certificado’ es que Conesa se ha comportado con una insólita austeridad en el uso de los recursos a su disposición, hasta el punto de que ha llamado la atención del estamento funcionarial, al menos en relación a los antecesores que han disfrutado de ese cargo, y no es preciso recordarlos.

El líder socialista, como sabe cualquiera que se relacione con él, es alguien que mira el euro, y si lo hace en su vida cotidiana (en el fondo, es un pequeño empresario) no parece que cambie cuando le toca administrar los recursos públicos. Y esto es algo que ha llamado la atención de quienes durante los últimos meses lo han rodeado en la delegación del Gobierno.

Se pone el ejemplo de que para asistir a ferias internacionales, tras comprobar que no había disposición hotelera, no ha tenido problema en localizar en la capital en que se celebraran a amigos o conocidos (e incluso a conocidos de conocidos) para pernoctar en sus casas sin necesidad de mover cielo y tierra para que le otorgaran un alojamiento oficial.

La actitud de Diego Conesa recuerda las proclamas iniciales del PP, allá por mediados de los años 90, cuando ese partido accedió al poder: «Asesores, gratis total», «Comidas, ni las de trabajo»… Al poco tiempo tales lemas pasaron a mejor gloria, y hoy es visible para todos el nivel de vida que han adquirido algunos de quienes los ingeniaron. Ya veremos.

 

 
FUENTE: LAOPINIONDEMURCIA