ESPAÑA TIENE QUE RETIRAR SU EMBAJADOR EN BRUSELAS
Ni catastrofismo por síndrome aórtico de Brugada, ni derrotismo agudo, ni multicrisis masiva. España entró en un procés de derrumbamiento político, moral, social, económico y de valores, cuando los principios más elementales de un Estado moderno y capacitado para ser una nación con profundas raíces históricas -sembradas a partir del año 1492– empezó a llamarse España, nación de naciones. Ser España. El nacimiento fue un parto de siglos con derramamientos de sangre a borbotones. Una reconquista que terminó setecientos años después. Los baños de sangre no terminaron hasta el uno de abril de 1939.
Luego siguieron los suicidios de cuatro décadas y se permitieron otras explosiones hasta el obús del Estado de las Autonomías, el magno soborno con el intercambio de votos en los escaños a cambio de miles de millones y sacos de transferencias sin medidas o controles sensatas. Se compraban o se vendían las sentinas de La Moncloa, el tesoro del poder, al mejor postor, grasientas y gripadas o se consensuaban sin ir muy lejos, por voluntad tácita de unos partidos chantajistas, los nacional-separatistas, hombro con hombro con los fantasmas del bipartidismo que en otras naciones terminan en honorables pactos de Estado, coaliciones y mucho sentido común para elevar el nivel de vida de un pueblo que les votaba confiando en unas urnas llenas de fe y en unos dirigentes decentes que ni se vendían, ni se compraban ni se alquilaban.
La sequía machacaba y machaca a millones de ciudadanos, seres humanos que van perdiendo lo que les queda de paciencia. No es que no llueva. No, es que no caen gotas de agua que alivien esta sed histórica. Y cuando diluvia dentro de los planes del santoral, nos ahogamos en las riadas y lodazales terrenales que arrastra la corrupción hacia los contenedores ocultos en las mentiras de los sistemas constantes, permanentes.
No escribo atrincherado en la rabia, ni en la indignación de la multitud, sino por el desengaño y las traiciones, cuando la mayoría o la sociedad silenciosa creía que era verdad la leyenda de los Reyes Magos, que existían y que el lucero del alba, la Democracia, nos señalaba generosamente el camino nuevo de las libertades, iluminando el recto camino de la verdad. Pero no, ni un penoso sueño. Ha sido como una pesadilla. Es que la estrella de Cataluña es el escenario de un drama y ha destapado tanta porquería, tanta, que nos tememos que España y sus jerarquías están a una cuarta de ser derrotadas en territorio narco-político.
Recordemos que el bajón de España como potencia europea se inició en Flandes. Y Cataluña haciendo la guerra larga a los Borbones, que ganaron con Felipe V. Hoy reina Felipe VI.
Sí, ahora ha tocado un golpe de estado de traidores que nos humillan. Azaña, el que fue presidente de la II REPÚBLICA terminó con la aventura por la vía rápida, y utilizando el escalofriante cañón. Rajoy, con el disparo del 155. Hace ochenta años todo quedó en muertos, hoy en exiliados viviendo como emires millonarios, dinero que nadie sabe de donde llega a raudales. Qué paradoja, ¿ no es verdad carísimos hermanos de la izquierda radical y traicionera e hipócrita, qué dolor y pena, nos venden como esclavos ? Vamos de motín a motín caigan quienes caigan, españoles europeos, cargadas las armas por el terrorismo islamita que ahorcan homosexuales y violan indiscriminadamente a niñas de corta edad o armando con «bazukas» a niños hundidos en la desatada violencia.
Pero somos muchos, millones de criaturas que sospechamos que el dinero empleado en matar, asesinar, abatir, destruir o hacer la guerra al mundo libre y occidental, ha salido de nuestros miles de millones de impuestos, algo así como dinero negro, aquel que se da a cambio de apoyos parlamentarios para ejercer el poder escasamente limpio. Hemos regado Cataluña de euros españoles, Flandes, Austria y fortalecido los campos de los radicales de la derecha y la izquierda internacional. Y no nos hemos sonrojado cuando se han gastado cien millones de euros para montar una quincena de EMBAJADAS del separatismo catalán que posteriormente han volado a paraísos fiscales para repartirlos, no muy lejos. Cerca, muy cerca, en naciones «aliadas» vecinas, a un tiro de piedra de Bruselas, en el centro mismo de Luxemburgo. Una hemorragia de billetes azules, que ahí quedan.
¿Hemos enloquecido, somos nación, funciona el Estado, que hacen los partidos, nos traicionan los vividores de la política, el Gobierno es una marioneta que permite que nos abochornen en la Unión Europea la gentuza belga, qué política exterior tenemos o como funciona, a quiénes hay que sentar en el banquillo de la triste historia de esta nación, la segunda más antigua, qué se trama en las sentinas de La Moncloa y en sus diecisiete sucursales en manos de barones y sus pesebres?
Respondan ¿a dónde se dirige el crucero España?. O nos ahogamos o nos salvamos. Y ¿hasta cuándo Rajoy debe mantener al embajador español en Bruselas, santuario nazi, descubierto por Putin para su guerra fría norcoreana y en los frentes de Oriente Medio que arden?. La debilidad militar de Bélgica y nuestro país, es una jugada de ajedrez. La OTAN es un juguete partío. Trump, un soplagaitas que sopla haciendo ruido. Y nadie o muy pocos, conocen la realidad de los manipuladores de las redes sociales. Un grandioso ejército secreto que hay que desarticular cortando sus fuentes financieras de cianuro y petróleo.Y que no nos disparen con las balas envenenadas de la libertad de expresión, que matan masas inmovilizadas, desinformadas, colapsadas.