La polarización ideológica de los diferentes actores mundiales -estatales y no estatales- ha propiciado el resurgimiento de la actividad de inteligencia y contrainteligencia. España no es ajena a esa situación y los servicios nacionales, especialmente de la mano del CNI, trabajan a destajo para evitar situaciones que afecten a la seguridad nacional. Entre esas actividades, neutralizar la «captación» de espías españoles por parte de actores extranjeros.

Los servicios de Inteligencia españoles, con el general Félix Sanz Roldán al frente, detectaron y neutralizaron en 2017 varios intentos de captación de espías. Se dieron con más frecuencia en sectores políticos, religiosos y empresariales. Se trata de figuras influyentes y relevantes, con capacidad de influir en tomas de decisiones relevantes. En el caso del ámbito religioso, cabría destacar a líderes cercanos a ideas yihadistas proclives a efectuar labores de información, explican a EL ESPAÑOL fuentes de seguridad.

El Informe Anual de Seguridad Nacional 2017 elaborado por el Departamento de Seguridad Nacional (DSN) refleja la preocupación tras detectar «diversos intentos de aproximación y captación sobre ciudadanos españoles y extranjeros, vinculados con actividades relacionadas con sectores políticos, religiosos y empresariales«. El DSN es un órgano de asesoramiento de la presidencia del Gobierno del que forman parte expertos en materia de seguridad procedentes de cuerpos policiales, militares y de inteligencia.

Cargos en la UE y OTAN

Según el DSN, también se detectaron acercamientos a personalidades españolas -o con raíces en nuestro país- que desempeñan cargos relevantes en instituciones internacionales como la Unión Europea o la OTAN: «Cabe destacar la detección de intentos de reclutamiento y captación de ciudadanos españoles que realizan su labor profesional en campos objetivo de estos servicios, de acceder a instituciones de la UE, y de influir en terceros países y organismos internacionales en beneficio de sus intereses, socavando en muchos casos los de España», detalla el informe.

El Departamento de Seguridad Nacional afirma, además, que se ha registrado un aumento del número de injerencias extranjeras de los servicios secretos de países afectados por conflictos. Su objetivo es el de atraer a figuras relevantes e influyentes que puedan «condicionar la evolución de los mismos en favor de sus propios intereses».

En los últimos años se ha producido una polarización política mundial que ha abonado el terreno de la inteligencia y la contrainteligencia. Desde la Rusia de Vladimir Putin hasta los Estados Unidos de Donald Trump. También en guerras que implican a actores asimétricos: no son dos Estados tradicionales los que se enfrentan, sino que involucra a actores no estatales, como organizaciones terroristas. Hablamos de las guerras de Irak y de Siria, entre otras.

Las estructuras de Inteligencia españolas están orientadas a detectar y frustrar estos acercamientos antes de que lleguen a concretarse. En ocasiones se producen gracias a contactos bajo la falsa excusa de «ayudas, subvenciones y servicios públicos». El DSN habla de casos «manipulados» que se basan en «la ingenuidad y la solidaridad».

Porque el espionaje, según el informe remitido a la Moncloa, se trata de «una amenaza de primer orden»: «Una de sus principales características es la rápida adaptación a las posibilidades que ofrece la nueva tecnología».

 

 

FUENTE: ELESPAÑOL