SOY VARÓN, SEÑOR ESPAÑOL DE BASE, CASADO HACE SIGLOS, CON HIJOS Y AUTÓNOMO A DESTAJO.

 

RELATO DE JOSÉ JUAN CANO VERA.

 

Tiremos de la caliente y dulce manta familiar. Desde hace unos años, desde que desembarcaron en las pateras del rencor,la venganza,  el sectarismo y la violencia, esas tribus de la extrema izquierda de todo tipo de pelaje que se han dado así mismo el calificativo de populistas, antisistemas y restos del separatismo creciente que tantas veces asesinó a las órdenes del terrrorismo de ETA y sus socios secretos, asoma parte el feo y repugnante rostro de un odio encadenado, agitador y destructivo que siembran por numerosas Comunidades Autónomas que hacen insoportable vivir en paz, armonía y convivencia democrática, en las que lógicamente deben caber  las discrepancias o actuar en el campo del feraz diálogo en el que las palabras son vehículos de una sociedad sana, y no en un campo de batalla que en los Parlamentos y Ayuntamientos, nos avergüenzan, como el fiel espejo de las tertulias montadas por los medios de comunicación, destacadamente en parciales cadenas de televisión alquiladas por los partidos que no solo oímos, sino así mismo observamos los gestos de crispación, desprecio al adversario y unos moderadores comprados por los amos que ansían ingresar millones de euros mediante unos espectáculos, repito, repelentes, que atraen publicidad a chorros y en horarios que dañan la sensibilidad de los niños y menores de edad envenenados por sus mayores que aparecen en las pantallas saturadas de largos espacios de publicidad sexista, de mensajes a veces altamente degradantes, hasta el punto de interrumpir programas cinco minutos antes de dar fin a la película, el reportaje o el informe analfabeto y contaminado de virus.

 

A la vista de los altos ingresos económicos, el circo debe continuar porque incluso el acto personal de la muerte o el asesinato se ha banalizado y expuesto como una mercancía que genera audiencias millonarias. Oleadas de sexo, violencia, morbo y ataques de ruptura política que han terminado rompiendo a trozos a una izquierda que aparece ante el español de a pie como las casas de los líos, denigrando a la izquierda de siempre y constitucional y aliándose con los enemigos de la unidad de una nación que pasa por momentos delicados propiciados por esos recién desembarcados bárbaros que nos ofrecen propuestas radicales para alcanzar la gloria de construir otra dictadura en España. Da lo mismo. De izquierdas o derechas. Se venden como ángeles de la guarda que nos conducirán a los cielos y a los paraísos fiscales más sociales .

 

 

Romper, quebrar, dividir, intoxicar, engañar, violentar y asaltar el poder siguiendo todas las vías que les facilita un Estado débil y un Gobierno de centro derecha derrotado, sin ideas, energías y alicortos valores humanos, todos ellos en la finca, negocio o partido, «mi partido» dice el amo Mariano Rajoy, dedicados a los negocios inmobiliarios, a ocupar altos cargos de sueldos millonarios y a convertir la corrupción en un «modus vivendi desvergonzado» contra el que la Justicia encuentra un muro de acero. Es la corrupción que ha pringado a los de antes y a los que pontifican sus fórmulas salvadoras que piden estrenar lo antes posible.

 

La última ola o marea populista perfectamente orquestada, aunque abortada  finalmente porque huelga no hubo sino carnaval que debió tener mejor suerte, nos llegó  con la  confluencia desmejorada  y morada de la REVOLUCION FEMINISTA para  la que al parecer todos los varones españoles, menos de la mitad de los cuarenta y seis millones de la población, incluyendo los queridos homosexuales, somos unos vándalos MACHISTAS que en el pasado año mataron a sangre fría a 76  mujeres. Por españoles y extranjeros que suponen casi un treinta por ciento de varones de etnias diversas y religiones no cristianas, sobresaliendo el segmento musulmán que en nuestra nación son un millón y medio de hijos de Alá, bendecido para siempre. 

 

Quitemos las caretas a los que se esconden y meten fuego a España para partirla a trozos. La Revolución Feminista que se denomina correctamente Violencia de Género, en gran parte, es un conjunto de acciones altamente politizadas buscando el voto y que cuando desde las televisiones y emisoras de radio, y menos en la prensa de papel, nos informan, ciertas locutoras, de las privadas y oficiales, de un nuevo crimen ejecutado por una bestia parda, ponen un especial énfasis bochornoso y agresivo colocándonos lo de un asesinato MACHISTA. También los colegas de un progresismo derrotista, mentalmente anormal y de bajo índice de verdad entre los que destaca el manipulador y monotemático Gran Wyoming con el tostón de siempre y amnésico para explicar otros casos que guarda su maniqueismo confeso. Somos muchos millones de varones que somos unos señores españoles. Si en doce meses han asesinado a unas ochenta mujeres, dificilmente hemos participado todos los españoles que nos eslomamos trabajando como negros, atendiendo a nuestras familias, acariciando a nuestros hijos y luchando denodadamente para salir adelante antes que termine el mes. No podemos permitirnos el disparate de hacer crecer la Leyenda Negra que nuestra nación y sus naturales venimos arrastrando desde hace siglos, y es ofensivo que en un hotel francés nos pregunte un gabacho gilipollas, entre risitas ¿separatista o español machista?.

 

 

La debilidad mental del maniqueismo que nos han traído los Pablo Iglesias y sus colaboradores púnicos haya progresado porque es una forma más de romper la imagen de un país y unas gentes que durante el pasado siglo hasta que llegaron ellos, a uña de caballos, ofrecía la estampa de un resurgimiento que tanto sudor nos ha costado levantar desde la Transición, con todos sus errores, pero los mejores años de nuestra historia reciente desde los gobiernos de Sagasta y Cánovas del Castillo, antagónicos en ideas pero dialogantes en los objetivos. Y atentos, un dato frío y espeluznante, la mayoría de los criminales de género son menores de 18 años, y la Región de Murcia figura a la cabeza, la cuarta en la que esta lacra endiablada ha arraigado, tanto si hay sangre como no, cuando se ataca al sexo débil, que es una coartada que se ha manejado durante décadas, porque el victimísmo se vende bien. Si, basta ya. Basta de aplastar a los varones. Basta de culparnos de todos los males de las mujeres. Y basta de culpar a la gente de la calle, porque las leyes las han redactado los políticos y políticas, y las ejecutan los jueces y las juezas. La actual Ley de Violencia de Género fue obra de un socialista del equipo de los «buenistas», compañero de Maduro, el desenterrador de cadáveres de la guerra civil (rojos y azules) y enterrador de decenas de miles de empresas que pusieron en la calle a unos tres millones de trabajadoras y trabajadores. Esa es otra violencia de género, tanto masculina como femenina. Eso si, Pablo Iglesias llama al asesino jefe de ETA, Otegi, hombre de paz, que bajo su mandato, volaron por los aires niños, niñas, mujeres, hombres, y ahí lo tienen, cobrando un sueldo de su partido, que llega del Estado. Paradoja siniestra. Está claro, los políticos aunque maten  o den órdenes criminales hay que salvarlos por sus valores inconmensurables. Si señoras. Soy varón y a mucha honra. Español. Padre de Familia, y enamorado de una mujer a la española, que gobiernan nuestros hogares con las abuelas del alma. Son ellas, son nuestras mujeres.

 

Los espectáculos de los tuercebotas de la política nacional es una visión del mundo real y eso es letal porque los valores que difunden los herejes de la democracia española y en los que se sustentan, son pura falacia que crea ilusiones de lo trascendente y un simulacro de la realidad en carne viva. Anuncio que pronto el controvertido y pedazo de periodista que es Pedro J. Ramírez, pondrá a la venta un libro que tendrá efectos sísmicos desenmascarando a los meigos y a las meigas de Atocha y más allá de los montes de Madrid. Los traidores que engañan a  infelices electores y a un pueblo políticamente inculto, porque así se ha hecho política en esta nación en vías de ser italianizada por sus fantasmas históricos, los de ayer  y hoy. ELLOS Y ELLAS. ¡¡¡ BASTA YA, BASTA DE MENTIRAS ENVUELTAS EN MANTAS DE SEDA!!!.                       

 

 
 

J. J. CANO VERA