Aznar, el líder que el PP de ahora echa de menos

Aznar, el líder que el PP de ahora echa de menos

Siempre ha habido clases y en el Congreso de los diputados también. Ninguno de los comparecientes en la comisión de investigación de la presunta financiación ilegal del PP han disfrutado de un pasillo hecho con cintas para evitar que la prensa les atosigara con sus preguntas al entrar; ninguno hasta hoy.

José María Aznar hacía su entrada triunfal en la sala Cánovas arropado por la plana mayor del nuevo PP: Pablo Casado, Teodoro García Egea y Dolors Monserrat, además de un buen puñado de diputados populares, desfilaron por este pasillo improvisado que partía en dos el mar de periodistas que se interponía entre el estrado y el compareciente.

Aznar llegó, se subió a la tarima y empezó a disparar. Enrocado en son solo unas manzanas podridas y en el yo no sabía nada, se ha dedicado a no contestar a ninguna pregunta, excepto a las que contenían alguna imprecisión para señalarla y a atacar sin tregua a quienes le interrogaban.  

 
El expresidente del Gobierno José María Aznar, acompañado por el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, poco antes de su comparecencia ante la comisión de investigación sobre la presunta financiación ilegal del Partido Popular en el Congreso. EFE/J

 

El expresidente del Gobierno José María Aznar, acompañado por el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, poco antes de su comparecencia ante la comisión de investigación sobre la presunta financiación ilegal del Partido Popular en el Congreso. EFE/Juan Carlos Hidalgo

Solo ha admitido que hubo dos actos en dos municipios de Madrid valorados en unos «200.000 euros» y nada más. De hecho ha terminado su comparecencia con una cita del poeta Alejandro Roemmers: «vivir es mi pasión y mi aventura, de nada cuanto hice me arrepiento», ha concluido. 

Simancas, un triste; Rufián, golpista; Matute, etarra; Legarda, corrupto e Iglesias, un peligro para la democracia

Solo Toni Cantó, el portavoz de Ciudadanos, se ha librado de ser descalificado de manera brutal por el expresidente del Gobierno. A Rafal Simancas, el portavoz socialista, primero le ha atacado con «los eres» y después con el tamayazo. «Yo también perdí elecciones», le ha dicho a modo de introducción para luego desearle que se «recupere de sus frustraciones que solo conducen a la melancolía, pero usted organice su mañana como quiera».

Con Gabriel Rufián, de ERC, el enfrentamiento ha ido más lejos porque el expresidente le ha acusado, desde el primer momento, de «golpista» y de querer acabar con el sistema que hoy le permitía hacerle preguntas.

A ÓsKar Matute, el portavoz del grupo mixto, diputado de Bildu, le ha descalificado por etarra, nada más empezar.

 
El expresidente del Gobierno José María Aznar junto al presidente de la Comisión de Investigación presunta financiación ilegal del Partido Popular, Pedro Quevedo, momentos antes de su comparecencia en el Congreso. EFE/Juan Carlos Hidalgo

 

El expresidente del Gobierno José María Aznar junto al presidente de la Comisión de Investigación presunta financiación ilegal del Partido Popular, Pedro Quevedo, momentos antes de su comparecencia en el Congreso. EFE/Juan Carlos Hidalgo

A Mikel Legarda, el portavoz del PNV, un diputado de tono sosegado que siempre guarda las formas, no le ha contestado a ninguna de las preguntas bien fundamentadas que le ha formulado y le ha acusado de formar parte de un partido con 26 imputados por llevarse dinero «de una caja». Legarda pregunta a pregunta ha dejado testimonio de como la dirección económica y financiera del partido popular ha ido dejando pistas, testimonios e incluso declaraciones ante notario de que todo lo que hicieron se hizo con la supervisión de quien más mandaba, sin duda alguna y sin excepción, en el pp. Aznar no ha querido responderle ni a su conclusión: le ha llamado «padre de la posverdad» por el 11M y por las armas de destrucción masiva y le ha señalado que su «poder omnímodo dentro del partido» no se corresponde bien con su presunto desconocimiento.

Con Pablo Iglesias ha llegado a mentar a sus hijos prematuros todavía hospitalizados. Aznar no ha dudado en calificar al líder de Unidos Podemos como  «un peligro para la democracia y para las libertades en España». Después le ha mentado a Monedero, le ha acusado de recibir millones de Irán y de Venezuela,  y de tener dinero en paraísos fiscales, como respuesta a sus preguntas concretas y cuando han llegado a la boda de su hija ha elevado aún más el listón de las ofensas: «yo le deseo, en el terreno familiar, en las dificultades que ha tenido y tenga lo mejor, pero de los regalos de la boda de mi hija no voy a hablar», ha dicho ante el asombro de los periodistas. Iglesias ha obviado el ataque y ha continuado con el interrogatorio algunas preguntas más hasta concluir que Aznar ha sido el líder conocedor de la trama corrupta y una «vergüenza» como expresidente.  

Toni Cantó, el portavoz de Ciudadanos, ha tenido la suerte de no recibir ninguno de sus ataques furibundos a pesar de que le ha interrogado por su «olfato» como cazatalentos. Según Aznar, nadie puede saber lo que va a hacer su compañero dentro de diez años. 

La camiseta de Rufián, también sin respuesta

 
El diputado de ERC ,Gabriel Rufián, en el Congreso a la espera de su turno de preguntas para interrogar al expresidente del Gobierno José María Aznar. EFE/Juan Carlos Hidalgo

 

Detalle de la camiseta que ha vestido el diputado de ERC, Gabriel Rufián, durante la comparecencia de José María Aznar en el Congreso. EFE/Juan Carlos Hidalgo

Jose María Aznar, que ha repetido sin cesar que «no tengo que pedir perdón por nada», ni siquiera lo ha hecho ante los padres de José Couso, como Gabriel Rufián le ha pedido. Ha sido el único momento en el que ha habido un silencio expreso que ha enmarcado el cruce de miradas mantenidas entre ambos políticos. 

El PP ha disfrutado del espectáculo

El público del partido popular en la sala y en Génova no ha ocultado que estaba disfrutando. «Es un líder», nos decían una fuente de la cúpula del partido. «Está siendo brutal, saliendo más que airoso», contaban fuentes de Génova. Además, sus risas y aplausos han sido sonoros y claros y el expresidente no ha tenido ni una solo crítica para este nuevo PP, que vuelve a ir de su mano. De hecho ha defendido a Pablo Casado, cuando se le ha relacionado con negocios con Gadafi en Libia. No tuvo nada que ver con eso, ha subrayado. 

Una vez terminada la comparecencia, con la crítica habitual del portavoz de turno del PP, hoy Eloy Suárez, a la existencia de esta comisión, Aznar se ha marchado de nuevo arropado y bromeando con algunos periodistas. «Me lo he pasado muy bien. Tengo ganas hasta de volver y todo» han sido sus últimas palabras antes de salir de la sala y evitar a los periodistas, marchándose por una puerta lateral que da directamente al garaje. 

 
FUENTE: PUBLICO

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