Ciudadanos marca perfil propio, se desvincula de la oposición de Casado y pacta con el Gobierno, garantizándose además contactos semanales y diálogo en el plan de desescalada

La negociación empezó a primera hora de la mañana y no terminó hasta casi las nueve de la noche, cuando el Gobierno y Ciudadanos pactaron un comunicado conjunto en el que anunciaban que los 10 diputados de Inés Arrimadas votarán sí a la cuarta prórroga del estado de alarma este miércoles en el Congreso. De hecho, será ella misma quien acuda al pleno (por primera vez desde que se decretó el estado de alarma por su avanzado embarazado) a defenderlo, asumiendo la decisión en primera persona. El acuerdo garantiza el éxito parlamentario al Ejecutivo —ahora que también se confirma el voto favorable del PNV— después de días de muchas dudas sobre si lo conseguiría.

Y para Ciudadanos supone una opción para poner en valor sus 10 diputados y desmarcarse del PP, aunque la decisión ya ha producido algún escozor interno importante: Juan Carlos Girauta, destacado miembro de la anterior ejecutiva y exportavoz en el Congreso, se da de baja como afiliado. También Carina Mejías, la voz de Ciudadanos en Barcelona hasta el fichaje de Manuel Valls, ha decidido marcharse.

El hecho de que Arrimadas se adelantara a los populares fijando su postura tenía por objetivo, además de marcar perfil propio, hacer valer su pequeño peso parlamentario en una negociación crucial para el Gobierno. “La otra manera era seguir con el trágala de Pedro Sánchez. Eso es lo que hemos evitado. El estado de alarma es necesario y la mejor manera de ser útiles era negociar nuestro apoyo”, señalan fuentes del partido a este diario. “Hemos buscado ser útiles y responsables. Toda España estaba pendiente de qué pasaría si esto saltaba por los aires mañana. Nuestra responsabilidad es dar certidumbre”, insisten.

Al frente de la negociación estuvieron, junto a la presidenta naranja, los vicesecretarios generales del partido, José María Espejo (también secretario del grupo parlamentario) y Carlos Cuadrado. La interlocución con el Gobierno se produjo a diferentes niveles durante todo el martes. En realidad, la posición mantenida por Ciudadanos durante las pasadas semanas no ha variado.

Aunque el nivel de crítica ha ido creciendo por la falta total de diálogo del presidente con la formación (igual que con el resto de la oposición), Arrimadas siempre mantuvo que “la responsabilidad y la lealtad” debían imperar en las decisiones de su grupo. Y todo ello a pesar de que distintos exdirigentes de la formación llevan semanas cuestionando de alguna manera esa hoja de ruta. Girauta, que finalmente decidió darse de baja, se quejó: «No trabajamos tanto para construir una bisagra«.

En los últimos días, la líder de Ciudadanos sí recalcó que el estado de alarma no podía ser permanente, pero dejó la puerta abierta a apoyar, al menos una última vez, la prórroga. Fuentes cercanas a la negociación por el lado naranja aseguran a este diario que han estudiado jurídicamente y de forma minuciosa las alternativas al estado de alarma, concluyendo que en este momento no tienen cabida. Eso no quiere decir, insisten, que el Gobierno no tenga que pensar ya en los siguientes pasos. De ahí que uno de los puntos del acuerdo haya sido precisamente ese: dejar claro que el estado de alarma es un mecanismo constitucional que solo debe prolongarse por el tiempo “estrictamente necesario”.

Lo pactado con el Ejecutivo —como exigen otros partidos e incluso presidentes autonómicos del PP como Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso— incluye que durante esta prórroga deben analizarse ya las medidas necesariaspara seguir protegiendo a los españoles cuando concluya su aplicación. “Con el acuerdo, hemos obligado al Gobierno a tener un plan B”, afirman. Además, otro de los puntos garantiza a Ciudadanos disponer de una interlocución directa y semanal con el Ejecutivo, una demanda que lleva repitiéndose sin éxito desde el inicio de la crisis del coronavirus. El lunes, Arrimadas denunciaba llevar 17 días sin hablar con el presidente del Gobierno. El acuerdo implica contactos semanales “para informar sobre la crisis sanitaria” y “dialogar” para consensuar las medidas que compondrán el plan de desescalada.

Para el partido naranja, era importante arrancar una iniciativa de esta naturaleza, en la que establece una relación con el Gobierno más allá de la negociación de la prórroga. Más aún teniendo en cuenta que la votación de este miércoles supone un duro golpe para el bloque de la investidura de Sánchez, especialmente con el voto negativo de los republicanos catalanes. Al mismo tiempo, Ciudadanos se arroga un protagonismo más propio del líder de la oposición que, hasta el momento, no se ha pronunciado con claridad sobre el sentido de su voto.

El PP se debate entre la abstención y el no, y, aunque todo indica que se decantará por lo primero, la jugada de Ciudadanos le concede un protagonismo del que habría carecido si los populares hubieran advertido ya de que se abstendrían, porque entonces no serían necesarios los 10 diputados naranjas.

El acuerdo de Ciudadanos también deja por escrito el compromiso de adaptar los ERTE y las ayudas a pymes y autónomos para desvincularlas del estado de alarma, y que todas esas prestaciones se mantengan más allá de la figura jurídica por la que se rija el país cuando decaiga el estado de alarma. Una petición que también llevaba tiempo pidiendo el PP y que Arrimadas coló en su acuerdo.

Fuentes del partido naranja aseguran que en los últimos días no han mantenido contactos con Casado ni saben el sentido del voto por el que finalmente se decantará el PP. Consideran que Casado “mira de reojo demasiado a Vox” y que eso “le resta autonomía y decisión” como jefe de la oposición. “Podían creer que nosotros los miraríamos de reojo a ellos. Pero no ha sido así. Queríamos poner en valor nuestra fuerza parlamentaria, aunque sea mucho menor, y ser útiles como hemos demostrado hasta ahora”, zanjan desde el partido naranja.

PALOMA ESTEBAN