La opción de que se celebren elecciones autonómicaen Cataluña como primera medida para dar salida a la crisis actual va cogiendo fuerza. Ciudadanos fue el primer partido que puso esta posibilidad encima de la mesa e insistió a Rajoy en que aplicara el artículo 155 de la Constitución para obtener la competencia que permita convocarlas. La formación centrista considera que es la manera «más limpia» de aliviar el conflicto, ya que supondría de facto un cambio de interlocutores. El PSOE también se encuentra ahora en esa línea. Los socialistas, tras sellar su acuerdo con el Gobierno central, reconocen ser partidarios de que la aplicación del 155 —si es que llega— vaya en ese mismo sentido: elecciones anticipadas que oxigenen el ambiente y traigan nuevos protagonistas.

Aun así el escenario electoral está por configurar. Si se convocaran nuevos comicios está por ver qué ocurriría con la lista electoral configurada por la antigua Convergència y ERC (Junts Pel Sí), así como la formación que lidera Ada Colau, e incluso cambios en los cabezas de lista que podrían producirse en otros partidos, como es el caso del PP. En Ciudadanos, sin embargo, insisten en que esas elecciones lleguen cuanto antes, entre otras cosas porque ven reforzada a su candidata, Inés Arrimadas. En las últimas reuniones de la ejecutiva nacional naranja el posible adelanto electoral catalán ha estado muy presente, y la formación concluye con que están fuertes para afrontar un nuevo proceso, aunque el objetivo no es solo individual: el partido de Rivera ve esencial que los partidos constitucionalistas obtengan una mayoría frente a los independentistas. Y no solo en votos, sino en escaños. Una mayoría parlamentaria alternativa daría opción a sacar a los nacionalistas del Palau de la Generalitat.

En estos momentos Ciudadanos cree necesaria la inyección de moral que supondría lograr una mayoría no independentista. En todo caso, la formación que lidera Rivera está convencida de sacar la artillería pesada y dejarse la pielsi finalmente los ciudadanos son llamados a las urnas. Según ha podido saber este diario, son varios los elementos que hacen confiar al partido centrista en un buen resultado.

El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, junto a la líder de Ciutadadanos, Inés Arrimadas. (EFE)
El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, junto a la líder de Ciutadadanos, Inés Arrimadas. (EFE)

 

Los sondeos internos más recientes elaborados por Ciudadanos confirman que es posible una subida de algún punto porcentual. En esta legislatura, Arrimadas encabeza el partido líder de la oposición con 25 parlamentarios, frente a los nueve de la pasada. A eso se suma, según explican en el partido, el alto conocimiento que tienen los ciudadanos de su candidata. «En las elecciones de 2015 Arrimadas no era tan conocida, hicimos una campaña potente en muy poco tiempo y había que hacer que los votantes confiaran en ella. Ahora la conocen«, aseguran fuentes de la cúpula naranja.

La valoración de Arrimadas entre los votantes de otras formaciones también es alta según todas las encuestas recientes, lo que en Ciudadanos se presenta como una oportunidad histórica para ampliar su base electoral. Por la parte del PP están convencidos de que habrá trasvase de votos, incluso aunque la formación cambie a su candidato actual, Xavier García Albiol, y que consechó tan solo 11 diputados autonómicos, situándose como quinta fuerza en la Cámara. Pese a que la última decisión de Rajoy —solicitando el requerimiento a Puigdemont y poniendo en marcha el artículo 155— habría conseguido templar los ánimos de la militancia y tranquilizar a los votantes que acusaban al Gobierno de inacción, los centristas están convencidos de que la gestión del Ejecutivo al frente del 1-O les pasará factura.

Con respecto al PSC de Miquel Iceta, mejor situado también en los últimos días tras haber alcanzado un pacto con el Gobierno para acorralar al ‘president’ Puigdemont, los de centro consideran que se ha abierto una vía de captación de apoyos desencantados con la postura equidistante de los socialistas catalanes. Primero, tras el 1-O y con fuertes críticas al Gobierno por las cargas policiales y la gestión general del asunto, pidiendo incluso la reprobación de la vicepresidenta. Segundo, con insistentes peticiones de diálogo, planteando incluso una mesa en la que estarían sentadas las autoridades catalanas actuales responsables del referéndum ilegal y remitiendo quejas sobre el discurso del Rey por no contener suficientes menciones al diálogo.

Lo que en la estrategia de Ciudadanos queda claro es que la polarización con el debate territorial beneficia a la formción centrista, por ser la cuestión catalana y su firmeza frente a ella el principal reclamo de sus votantes. Las menciones en este sentido son constantes en las intervenciones de todos los dirigentes de la formación, basándose en su experiencia en el Parlament —»Ciudadanos nació hace once años para luchar contra el nacionalismo»— y en mantener una postura inflexible. Un escenario muy distinto al de las últimas generales, en el que la polarización se hizo sobre el eje político PP-Podemos y Ciudadanos quedó más desdibujado, acusándolo en su resultado final.

La líder de Ciudadanos en Cataluña, Inés Arrimadas , junto al primer secretario del PSC, Miquel Iceta. (EFE)
La líder de Ciudadanos en Cataluña, Inés Arrimadas , junto al primer secretario del PSC, Miquel Iceta. (EFE)

 

Hoy por hoy, las tornas se han cambiado. La polarización sí se está produciendo en el marco del debate catalán y el partido de Rivera lo nota también a nivel estatal. Así lo confirma la encuesta que publica hoy El Confidencial elaborada por el Instituto DYM entre el 26 de septiembre y el 11 de octubre, y pone de manifiesto que la formación más reforzada por la crisis catalana es Ciudadanos, que se situaría ya como tercera fuerza por encima de Podemos al alcanzar un 17,5% de los votos. En la otra cara de la moneda estaría el PP, que sufriría un cierto desgaste (29,9% frente al 33% obtenido el 26-J).

Con todo, el partido de Rivera insiste en que el principal objetivo debe ser que los tres partidos constitucionalistas (PP, PSC y ellos) superen en votos y escaños a los independentistas y a los comunes de Colau (unidos con Podemos). En el partido de Rivera, como en el Gobierno, están convencidos de que los nacionalistas comienzan a sufrir fracturas internas como resultado de la intensa frustración que ha ocasionado en las bases la imposibilidad de declarar la independendencia prometida por Puigdemont. Algunos análisis elaborados por los centristas apuntan a que el secesionismo «ha tocado techo» y que el miedo de enfrentarse a unas elecciones anticipadas con programa electoral en mano radica en su propia convicción de que será muy complicado repetir el éxito de mayoría que ostentan en estos momentos.

FUENTE: ELCONFIDENCIAL