De Susana Díaz hacia abajo, hay un máster en Andalucía que los políticos andaluces de toda condición y procedencia han incorporado a sus currículos. Es tal la variedad, que hasta parece que lo adquieren al mismo tiempo que ingresan en la Administración pública, local, provincial o regional. Es el máster de Alta Dirección de Instituciones Sociales del Instituto San Telmo; lo tienen todos, con independencia de cuál haya sido su formación anterior o, incluso, si carecen de formación anterior. Sin necesidad de realizar una investigación exhaustiva, la relación de altos cargos que se consigue es, por lo menos, llamativa. Por la variedad, por la diversidad, por la generalización. De una tacada, se encuentra a una eurodiputada, Soledad Cabezón, que es licenciada en Medicina. Pero también a una licenciada en Historia, Candela Mora, que es delegada de la Junta de Andalucía en Madrid. Julio Samuel Coca, que es director general de la agencia IDEA (Agencia de Innovación y Desarrollo de Andalucía), subraya en su currículo que está licenciado en Derecho y es un abogado especializado en Derecho Penal que, además, se ha diplomado en Alta Dirección de Instituciones Sociales. Un licenciado en Filosofía y Letras que también lleva toda la vida en política: José Manuel Cervera Gragera, director gerente de la Fundación Tres Culturas. Francisco Javier Fernández, consejero de Turismo, es licenciado en Geografía e Historia y también remata su currículo igual: experto en Alta Dirección de Instituciones Sociales por el Instituto Internacional San Telmo. Silvia Oñate, que se licenció en Ciencias de la Información, fue la que tomó posesión del escaño del Congreso cuando Alfonso Guerra dejó la política, y también tiene el máster. En fin, la propia presidenta de la Junta de Andalucía redondea su currículo con lo mismo: «Susana Díaz Pacheco (Sevilla, 1974) es licenciada en Derecho por la Universidad Hispalense y diplomada en Alta Dirección de Instituciones Sociales por el Instituto Internacional San Telmo».

El máster andaluz del Instituto San Telmo parece en realidad un certificado de políticos profesionales

La política, acaso desde que el hombre el hombre, nunca ha sabido resolver el debate sobre su propia esencia. La teoría nos dicta que la política debe ser una ocupación coyuntural y pasajera en la vida de una persona, pero el mero disfrute del poder se ha impuesto siempre a su carácter de servicio público, convirtiéndose en un fin en sí mismo. Max Weber, reflexionando sobre la profesionalización de la política y el alejamiento de su origen básico vocacional, fue quien estableció la diferencia más esencial y determinante: “Existen dos maneras de hacer de la política una profesión: o bien se vive ‘para’ la política o bien se vive ‘de’ la política. Vive ‘de’ la política como profesión quien trata de hacer de ella una fuente duradera de ingresos; vive ‘para’ la política quien no se halla en ese caso”.

En cualquiera de los dos supuestos, lo que nunca se ha respondido es si la política, como tal profesión, debe incluir también una formación específica. Y eso es, precisamente, lo que parece el máster andaluz mencionado, un certificado de políticos profesionales. Además de lo dicho, que sirve como complemento por igual a un historiador que a un médico, existen otros datos reveladores sobre la existencia de ese máster como, por ejemplo, el hecho de que hasta se haya financiado, y no siempre de forma legal, desde las propias administraciones públicas andaluzas y que lo han realizado políticos de todas las formaciones. Verónica Pérez es la secretaria general del PSOE de Sevilla y una de las personas de más confianza de la líder andaluza. Esta mujer, a la que todo el mundo recordará por aquel día que se plantó en la sede del PSOE, en Ferraz, al grito de “la autoridad soy yo”, no acabó la carrera de Económicas pero sí el curso correspondiente del Instituto Internacional San Telmo, que es lo que figura en su currículo. Cuando la guardia civil investigaba el destino irregular del ‘fondo de reptiles’ con el que se financiaba la trama de los ERE, detectó que también se habían financiado con ese dinero algunos de estos másteres de Alta Dirección de Instituciones Sociales por el Instituto Internacional San Telmo. Tirando de ese hilo, se descubrió además que otras instituciones también lo financiaban, como la Diputación provincial de Sevilla, que tenía firmado un convenio con el Instituto San Telmo. De ese acuerdo fue del que se benefició Verónica Pérez. Le preguntaron y la secretaria general de los socialistas sevillanos reconoció, como ha ocurrido ahora con Cristina Cifuentes, que no recordaba bien los detalles, porque había pasado mucho tiempo, pero que igual que ella había varios políticos del Partido Popular que también lo hicieron. Y citó, por ejemplo, a dos de los altos cargos del Ministerio del Interior de Juan Ignacio Zoido, el controvertido director general de Tráfico, Gregorio Serrano, y el jefe de Gabinete, Francisco Pérez.

No son los únicos; como ocurre con el Partido Socialista, sin necesidad de realizar una investigación exhaustiva, se descubre la presencia de ese mismo máster en otros dirigentes conservadores. Como Elías Bendodo, presidente del PP de Málaga, acaso la agrupación más poderosa de este partido en Andalucía, que incluye en su currículo un amplio abanico de másteres: “Nació en Málaga el 18 de agosto de 1974. Está casado y es padre de dos hijos.Es licenciado en Derecho por la Universidad de Málaga, máster MBA en Dirección y Administración de Empresas, máster en Alta Dirección de Empresas Líderes y en Alta Dirección de Instituciones Sociales del Instituto Internacional San Telmo y Programa de Liderazgo para la Gestión Pública”.

A partir del escándalo de Cristina Cifuentes, que acabó enredada en la red de mentiras que fue tejiendo al intentar explicar lo inexplicable de su máster, lo que se ha descubierto en España es una realidad mayor, que afecta a muchos dirigentes políticos: la sospecha de que la mentira comienza muchas veces en la propia biografía. La existencia de ese máster andaluz debería ofrecernos la posibilidad, aunque nunca se realizará, de debatir públicamente sobre la formación de la clase política española y de afrontar, sin complejos ni imposturas, y mucho menos con engaños, el verdadero ser de todos ellos como políticos profesionales.

 

 

FUENTE: ELCONFIDENCIAL