La convivencia política entre Ciudadanos y Manuel Valls empieza a encontrar piedras en el camino que provocan tropiezos, tensiones y malestar. La formación de Albert Riverarenunció a su marca en Barcelona para entregar su candidatura al ex primer ministro de Francia. Es su candidato a ser alcalde. Un pacto fraguado durante meses al más alto nivel. Pero Valls basa su estrategia en definirse como un candidato independiente de Cs y en ese rol una de sus prioridades es pactar con el PSOE para que se integren en su plataforma. Una propuesta que rechazan Rivera y su equipo. «Ya se desencantará», advierten desde la dirección naranja.

Los llamamientos de Valls para integrar al PSOE y al PSC no gustan en la dirección de Ciudadanos. Públicamente se evita un choque o una confrontación, pero ese ofrecimiento incomoda en el equipo de Rivera. «Hago un llamamiento a Pedro Sánchez, al PSOE, al PSC, a mi familia política. Tienen que unirse a mi plataforma. Puedo ganar», fue la declaración de intenciones del ex primer ministro de Francia hace unos días en una entrevista en RNE. Unas declaraciones que escuecen en Ciudadanos.

La posición de Valls supone un torpedo en la línea de flotación de la estrategia política de Rivera, que acusa al PSOE y al PSC de abandonar el constitucionalismo, situarse del lado de los nacionalistas, y de pactar para mantenerse en Moncloacon los que quieren romper España. Acusa a los socialistas de estar «cayendo en el discurso excluyente» del independentismo. Por ello, Rivera concluye que los puentes con el PSOE están rotos.

Sin embargo, su candidato para derrotar al independentismo en Barcelonaconsidera una prioridad tender puentes y cruzarlos, situando a Cs entre la espada y la pared. Evitan una desautorización expresa en público, pero rechazan su hoja de ruta porque pone en jaque su discurso. «Valls se va a desencantar pronto y va a ver que Iceta y Sánchez no son recuperables para el constitucionalismo», señaló José Manuel Villegas, secretario general de Cs, en una entrevista en esRadio. «No son recuperables» para el «frente constitucionalista».

Una visión que no coincide con la de Valls. «Soy mucho más optimista que mi amigo Villegas. El PSOE, como el PSC, han sido actores muy importantes de la democracia», dijo este fin de semana en una entrevista a Efe.

«El problema que tenemos todos es que el sanchismo ha abandonado el constitucionalismo. El problema es que el PSOE ha abandonado el acuerdo y Sánchez les ha sacado del constitucionalismo», expresó recientemente Rivera. Una reflexión que choca con la visión que tiene y proclama Valls. «Necesitamos a los socialistas», dijo en una entrevista con este diario. «Yo no soy prisionero de los partidos, aunque los respeto por su papel en democracia. Aquí nos jugamos mucho más», añadió en una clara advertencia a Ciudadanos.

Valls quiere ser libre -se presenta como «candidato independiente que lidera una plataforma transversal»- pese a que su negociación con Cs y el papel que esta formación ha jugado en su paso adelante es clave. Y ha encontrado en la relación con los socialistas una baza para marcar distancias y perfil propio. De momento, las pretensiones del ex primer ministro francés han sido baldías, toda vez que los socialistas han rechazado sumarse a su plataforma. Pero este tira y afloja por si es el candidato de Cs o no también genera tensión, sobre todo por ver quién se impone en el relato.

Fuentes de la dirección naranja asumen el riesgo de dar tanto margen de movimiento al político de origen catalán y son conscientes de que seguramente haya encontronazos. Son los daños colaterales de su apuesta.

De hecho, ha habido más rifirrafes. Valls ha expuesto la necesidad de crear un «cordón sanitario» contra Vox. Una definición y un concepto que en Cs creen desafortunados.

 
 

FUENTE: ELMUNDO