Interesante encuesta la que dio a conocer ayer el CIS sobre las elecciones catalanas del 21-D. Abre escenarios de resultados que eran impensableshace solo unas semanas —por ejemplo, la posible victoria de un partido no nacionalista— y contiene datos que ayudan a comprender y descodificar lo que allí está ocurriendo.

El sondeo preelectoral de 2015 se hizo con el mismo diseño técnico, la misma muestra, el mismo cuestionario y el mismo instituto de opinión encargado de realizar las entrevistas. La comparación es, pues, realizable y esclarecedora.

Además de la estimación de resultados, he aquí un resumen apretado de los 10 datos que me parecen más significativos:

1 – Podemos asistir a una participación histórica no solo en lo que se refiere a Cataluña, sino a España. Todos los datos hablan de un grado de movilización sin precedentes. Hace dos años, el 76% declaraba que la probabilidad de acudir a votar era muy alta (entre 9 y 10). El indicador funcionó, porque finalmente votó el 75%. Ahora esa cifra sube hasta el 89%, 13 puntos más. Es casi imposible técnicamente alcanzar semejante porcentaje de participación, pero no les extrañe que más de ocho de cada 10 ciudadanos con derecho a voto acudan ese día a las urnas.

De los que se abstuvieron en 2015, más del 65% anuncia que esta vez muy probablemente votará. Además, estas elecciones están despertando una atención inusitada: en 2015, el 67% seguía la campaña con interés, y hoy es el 78%.

2 – La crecida de interés y movilización se registra sobre todo en el espacio no nacionalista, tradicionalmente más desinteresado de las elecciones autonómicas. Entre los antiguos votantes de Ciudadanos, el PP y el PSC, la intención segura de participar supera el 90%, igualando o superando a la de los partidos nacionalistas. Parece claro que el espíritu del 8 de octubre no ha decaído.

3 – ¿Ha conseguido el ‘procés’ aumentar el sentimiento nacionalista en Cataluña? A la vista de esta encuesta, más bien puede decirse lo contrario. 

Tanta posverdad y tanto lavado de cerebro, para esto.

4 – Atendiendo a la simpatía que despiertan los líderes entre sus electorados y y los vecinos, se ve con claridad que hay tres partidos con problemas de liderazgo: ERC, porque Junqueras no acaba de entusiasmar a su parroquia; el PP, porque Albiol palidece ante la fulgurante estrella de Arrimadas, y la CUP, porque su candidato es desconocido incluso para sus feligreses.

En sentido opuesto, tienen una buena posición de liderazgo: Arrimadas, que entusiasma a los votantes de Ciudadanos y recibe muy buenas notas de los del PP y aceptables de los del PSC; Miquel Iceta, que está notablemente mejor que hace dos años y con más aceptación que su partido, y Puigdemont, que es claramente el líder nacionalista más popular. Doménech se defiende, pero su grado de conocimiento es claramente inferior al de sus rivales.

En todo caso, impresiona que haya cinco líderes con niveles de conocimiento del 90% (si se incluyera a Colau, serían seis). Una muestra más de la elevadísima temperatura de la política catalana.

5 – Dentro del ‘calentamiento global’ político, los jóvenes son los menos movilizados, los menos interesados por las elecciones y los más indecisos en cuanto a su voto. Un problema para el partido de Colau, porque ese es precisamente el segmento en que se concentra la mayor parte de su clientela potencial.

6 – Más grave para los comunes parece la clara disonancia entre su discurso próximo al soberanismo y el sentir de sus bases. Si tomamos a los que votaron a Catalunya Sí que es Pot en 2015, observamos que solo el 27% es partidario del derecho de autodeterminación; el 20% se considera nacionalista y el 79% no; el 61% se sienten tan catalanes como españoles o más españoles que catalanes, y por si algo faltaba, el 69% dice que su lengua materna es el castellano. Parece, pues, que no es Pablo Iglesias el único que emite en un registro distinto al de sus parroquianos.

7 – Si no son los jóvenes, ¿quiénes hacen subir de tal forma la movilización electoral? Las mujeres. Por primera vez veo en una encuesta preelectoral que superen a los hombres en todos los indicadores de interés e implicación política. Como también son menos nacionalistas y más próximas a los partidos moderados que ellos, he aquí una de las posibles explicaciones de la subida del bloque constitucional.

8 – Además de la aportación de antiguos abstencionistas, la clave de la subida espectacular de Ciudadanos es que está comiéndole masivamente el terreno al PP. Dos datos espectaculares: el 48% de quienes votaron al PP en 2015 anuncia ahora intención de voto a Cs, frente a solo un 43% que se mantendría fiel. Y en cuanto a su candidato favorito como presidente de la Generalitat, el 54% de los votantes del PP elige a Inés Arrimadas y solo un 26% se inclina por García Albiol.

El PSC mejora ligeramente su resultado, pero corre grave riesgo de quedar en cuarta posición, lo que difícilmente podría considerarse un éxito político para un partido con su trayectoria.

9 – En el campo independentista, los antiguos votantes de la candidatura conjunta Junts pel Sí se reparten así: 37% para Junts per Catalunya y 44% para ERC, si bien son muchos más (59%) los que prefieren a Puigdemont como presidente antes que a Junqueras (29%). Habrá que ver qué pesa más, si la marca o el líder.

Lo que por el momento da una ventaja decisiva a ERC sobre su socio-rival es la transferencia de votos que recibe de la CUP. Uno de cada cuatro votantes de ese partido en 2015 dice ahora que entregará su voto a ERC. Es la segunda transferencia de voto más significativa de la encuesta, tras la que se da del PP a Ciudadanos.

10 – Por último, atención a Barcelona. Allí reside el 75% de los ciudadanos con derecho a voto, aunque solo elijan al 63% de los diputados. Pues bien, la estimación de voto sitúa a Ciudadanos como claro vencedor en esa provincia, con cuatro puntos de ventaja sobre ERC. Además, los tres partidos del bloque constitucional derrotarían por cinco puntos a los independentistas, y el partido de Colau obtendría allí su mejor resultado.

Si cada provincia tuviera el peso proporcional a su población o Cataluña fuera una única circunscripción, con esta estimación del CIS, el Parlamento quedaría así: 62 escaños para los independentistas, 61 para los constitucionales y 12 para los comunes. Menuda historia.

 

 

 

 

 

 

 

 

FUENTE: ELCONFIDENCIAL